domingo, 26 de mayo de 2024

BOHEMIOS REVIVE GRACIAS AL ESFUERZO Y EL CARIÑO

Compañía Sevillana de Zarzuela. Bohemios. Música de Amadeo Vives. Libreto de Guillermo Perrín y Miguel de Palacios, adaptado por Alejandro Rull. Elena Martínez, dirección musical. Marta García-Morales, dirección escénica. Con Paula Ramírez, Francisco Sánchez, Amando Martín, Javier Sánchez-Rivas, Marta García Morales, Julia Rey, Lorena Ávila, Joaquín Caballero y Lorenzo Fernández. Coro y Orquesta Titular de la Compañía Sevillana de Zarzuela. Espacio Turina, sábado 25 de mayo de 2024


No tendrá que preocuparse Javier Sánchez-Rivas ni su hermosa compañía por la censura de algún concejal iliterato que valore una obra cultural o artística en función de lo que haya costado a las arcas públicas y lo que haya recaudado en taquilla. Hace más de doce años que lucha por mantener viva la zarzuela en nuestra ciudad, hacerlo de la mejor manera posible, sufragarse sus propios gastos con la ayuda inestimable de sus más de dos mil asociadas y asociados, y lograr que sus propuestas llenen el Lope de Vega, el Espacio Turina o cualquier otro de los espacios donde recalen sus propuestas. Esa asignatura la tiene más que aprobada, el resto mejora paso a paso con el tiempo, como los buenos vinos, hasta ir logrando una depuración artística más que notable. Pero lo más llamativo es que sin traicionar el espíritu original de los títulos ofrecidos, logra productos frescos, nada rancios. Hace poco comentábamos cómo algunas de las producciones del Teatro de la Zarzuela acusaban justamente lo contrario, resultar poco frescas a pesar de sufrir grandes cambios que supuestamente conecten con el nuevo público, siempre desde presupuestos holgados y recursos agradecidos.


La zarzuela de esta compañía sevillana cubre un espacio cultural muy solicitado por un público fundamentalmente mayor, a quienes con esta disciplina se les insufla un soplo impagable de felicidad. Bohemios quizás es más que una zarzuela, algo más parecido a una opereta o una comedia musical, donde el trabajo orquestal y la excelencia vocal resultan más evidentes, y sus cálidas e inspiradas melodías se ajustan más al gusto europeo de la época. Resulta sintomático que su recuperación por la compañía sevillana coincida con la celebración del centenario de la muerte de Puccini, cuya Bohéme se inspira en la misma fuente literaria que este título del autor de Doña Francisquita, como también lo hacen algunas de las adaptaciones para el teatro que se han hecho del musical de Minnelli Un americano en París, o el musical del malogrado Jonathan Larson Rent. Pero en Bohemios todo es más liviano, más cómico y ligero, libre de las ataduras dramáticas que influyen en Puccini y Larson, y así nos lo supieron transmitir los y las integrantes de la compañía, con el excelente trabajo de adaptación que del libreto obra de los mismos autores que La corte de faraón ha hecho Alejandro Rull, otro de los fundadores de la feliz agrupación, o deberíamos decir familia.

Otra divertida comedia musical

Destacábamos precisamente de aquella revista zarzuela que ofrecieron en octubre pasado su evidente vis cómica, y volvemos a repetirlo con el esmero desplegado en ésta. Todo funcionó a la perfección, a pesar de su complejidad. Los precisos e imaginativos decorados acartonados del primer acto dieron paso a la estrella escenográfica de la función, un telón representativo del París nevado y frío con Torre Eiffel al fondo elaborado por Irene Ugolini y Ana Rosa González, del Proyecto de Investigación de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla. Y en el tercer acto una creativa cortina simula el elegante papel pintado de un salón de la Ópera Cómica parisina, con suntuosos elementos de atrezzo para acompañarla. Ni que decir tiene el sensacional trabajo de vestuario y de maquillaje y peluquería de Lucía Torrero, por mucho que inhóspitamente pasáramos de la belle époque de los dos primeros actos a los locos años veinte del tercero y último.


Como intérpretes teatrales y cómicos a Sánchez-Rivas y un intencionadamente mecánico y algo marciano Joaquín Caballero no se les puede hacer ningún reproche. Menos aún a las maravillosas Marta García-Morales y Julia Rey como Juana y Cecilia, muy solventes también en lo canoro. También merece destacarse el efectivo aunque comedido trabajo de Lorena Ávila, todos y todas además integrantes del espléndido coro que encontró en ese segundo acto embellecido con el telón nevado parisino, su gran momento de lucimiento en favor de la libertad. Del trío protagonista destacó la voz perfectamente afinada y proyectada de Paula Ramírez, capaz de sobreagudos refulgentes y de transmitir con su interpretación toda la candidez que su papel de Cosette exige. Francisco Sánchez cumplió eficazmente como el galán Roberto, aunque a veces la voz evidenciara no estar del todo bien colocada, forzando agudos ocasionalmente estridentes, pero logrando en general una actuación también solvente. Más sobreactuado resultó Amando Martín, aunque en sus breves solos de canto logró convencer con una voz potente y muy bien proyectada, siempre con la complicidad de Elena Martínez a la batuta, que en ningún momento eclipsó a las voces, y eso que su orquesta de apenas dieciocho maestros y maestras, todas jóvenes cuyos rostros a menudo vemos en otras formaciones como la Conjunta, sonó como si fueran el doble, y con afinación perfecta incluso en los temibles metales. Especialmente brillante resultó el famoso interludio musical y los diversos pizzicati obligados de la partitura.

El movimiento escénico ágil y atinado, una vez más tan bien resuelto por Marta García-Morales fue otro de los factores que influyeron en el éxito de la empresa, que como otro factor de profesionalidad de la compañía, fue la segunda función continuada sin atisbo de fatiga que se ofreció ayer sábado para completar las tres comprometidas con un Espacio Turina que cerró así sus puertas hasta una nueva temporada que esperemos sea tan espléndida y variada como la que acabamos de despedir.

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