domingo, 16 de noviembre de 2025

DE MENOS A MÁS EN LA MÚSICA DE CINE ESPAÑOLA

Felling ROSS: España es… ¡de cine!. Ana de Caro, cantaora. Ramiro García Martín, acordeón. Esteban Sánchez Gisbert, guitarra. Tatiana Postnikova, piano y clave. Alexa Farré, violín. Asociación Musical CÓDICE (Esther Sanzo, directora). Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Lucas Macías, dirección. Programa: Temas y suites de Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España, Anillos de oro, Fortunata y Jacinta, El hombre y la tierra, Monsignor Quixote (Antón García Abril), Nueve cartas a Berta, Verano azul (Carmelo Bernaola), Ocho apellidos vascos, Lo imposible, Lope (Fernando Velázquez), Nodo, Los últimos de Filipinas (Manuel Parada), Bienvenido, Mr. Marshall (Jesús García Leoz y Juan Solano) y La piel que habito (Alberto Iglesias). Cartuja Center Cite, sábado 15 de noviembre de 2025


Puede que clausurar el Festival (de Cine Europeo) de Sevilla con tres actos bien diferentes, repartidos a lo largo del día, no sea la fórmula más conveniente, especialmente si dos de ellos coinciden en la hora, restándose público mutuamente. El primero se produjo al mediodía, cuando en el Pabellón Tres Culturas se leyó el Palmarés y se entregaron los veintisiete premios entre sección oficial y paralelas. Ya por la noche, la proyección de la película de clausura, una excelente Chopin, Chopin!, previo breve concierto de piano en el Cine Cervantes, coincidió con este concierto de la ROSS interpretando música de cine español en el Cartuja Center, al que asistieron el director del festival, Manuel Cristóbal, y el jurado oficial al completo.

Este factor, unido al hecho de que el público fanático de las bandas sonoras se concentra fundamentalmente alrededor de los grandes compositores internacionales y el cine de Hollywood, propició que el aforo luciera algo desangelado. Una sensación que se extendió también al modus operandi de Lucas Macías y los maestros y maestras de la orquesta, que en la primera parte no lograron estar a la altura acostumbrada, especialmente cuando se trata de un género en el que la Sinfónica brilló tanto en épocas pretéritas, cuando se celebraban los añorados Encuentros de Música de Cine.

Sin programa de mano físico, se hubiera agradecido que en las pantallas repartidas por toda la sala se apuntaran los títulos interpretados, como guía a un público algo desnortado cuyo desinterés, en algunos casos, se tradujo en continuas y fastidiosas consultas al móvil, no precisamente para seguir el programa. Grabar videos, hacer fotografías y charlar sin compasión fueron otras de las lindezas repartidas por la platea, sin que el personal de sala hiciera nada por impedirlo.


Primera parte: Un popurrí variado

Quizás la desacostumbrada acústica de la sala provocara que en la primera parte del concierto se detectaran deficiencias de diverso calado. Unas impresiones que tuvieron que ver con el aire afligido que pareció predominar en el catálogo de partituras seleccionadas. Las de Antón García Abril, tan reconocido en el ámbito de la música de concierto de vanguardia, y tan popular cuando de música de cine o televisión se trataba (Sor Citroén), sonaron un poco desvaídas.

Tras la música que suena cada año en los Goya, que sigue la tradición habitual en las fanfarrias, acompañadas de fragmentos más relajados que conforman una suerte de suite, y que la ROSS interpretó de manera aseada, sonaron dos de sus composiciones para la televisión más afamadas. Ambas siguen el patrón de melodía pegadiza y romántica repetida hasta la saciedad. Se trata de Anillos de oro y Fortunata y Jacinta, aunque en esta última el piano de Tatiana Postnikova quedó sepultado bajo la efusiva cuerda.


De la agitada y, en esta ocasión, algo caótica sintonía de El hombre y la tierra, pasamos a una breve representación de la hermosa banda sonora para la serie británica Monsignor Quixote, con la guitarra de Estefan Sánchez Gisbert algo deslucida por un trabajo en dinámicas poco matizado. Otro insigne compositor español, Carmelo Bernaola, estuvo representado por un brevísimo tema a clave solo de Nueve cartas a Berta, así como la archiconocida banda sonora de la serie Verano azul, introducida por temas líricos protagonizados por el acordeón de Ramiro García Martín, y seguido del celebrado tema principal, con una percusión machacona, que sirvió al final del concierto como bis acompasado por las palmas del público.

Un bloque dedicado al internacional Fernando Velázquez arrancó con una suite de Ocho apellidos vascos, en el que destacó el trabajo de los percusionistas de la ROSS en la txalaparta. Siguieron el elegíaco tema principal de Lo imposible, con buenas prestaciones de Alejandro Olóriz al chelo y las jóvenes voces de la Asociación Musical CÓDICE, y una generosa suite de Lope, en la que destacó el emocionante crescendo final que la orquesta defendió con fuerza expansiva.

Segunda parte: Calidad e imaginación

Sólo tres títulos integraron la más acertada y de mayor calidad segunda parte, abordada por Macías y la orquesta con gran interés. Las suites empleadas en las piezas de Manuel Parada y Jesús García-Leoz, fueron en su día grabadas por José Nieto y la Sinfónica de Radio Bratislava, así como por la Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE bajo la dirección de Adrian Leaper. Suites perfectamente ensambladas para dar una idea bastante completa y precisa de cada película y su ilustración musical.

Foto: Marina Casanova


En Los últimos de Filipinas, Parada siguió los cánones del cine de aventuras hecho en Hollywood, que tanto habían popularizado autores como Korngold o Steiner, echando mano de una sana imaginación y un variado surtido de géneros musicales, desde marchas a valses pasando por una acción excitante, de todo lo cual se hizo perfecto eco la magnífica interpretación del conjunto. En Bienvenido, Mr. Marshall, García-Leoz acierta en ironía y ese toque pastoril tan característico, defendido por Macías con gracia y candidez. El popular Americanos contó con la colaboración al cante de Ana de Caro, toda gracia y desparpajo, y el apoyo del coro.



Para el final se dejó una magnífica suite para violín y orquesta de la película de Almodóvar La piel que habito. Una especie de concierto preparado por el propio Alberto Iglesias, que con Alexa Farré como solista, concertino titular de la ROSS que en esta ocasión dejó esa responsabilidad en manos de Juho Valtonen, sonó sensacional, impecable. Farré demostró una vez más un talento de alto voltaje, que maneja todos los resortes del instrumento con una maestría extraordinaria, y que es capaz de someterse a las dificultades más extremas, y la partitura de Iglesias las contiene, y salir airosa. Macías acompañó con fuerza y un trabajo dinámico sobresaliente, mientras la orquesta, fundamentalmente la cuerda, respondió con sentido de la armonía, misterio y agitación.

Fotos: Lolo Vasco (SEFF)
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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