viernes, 2 de septiembre de 2011

GIANNI Y SUS MUJERES Otra crisis de la madurez

Título original: Gianni e le donne
Italia 2011 90 min.
Dirección Gianni di Gregorio Guión Gianni di Gregorio y Valerio Attanasio Fotografía Gogò Bianchi Música Ratchev & Carratello Intérpretes Gianni di Gregorio, Valeria de Franciscis, Alfonso Stangata, Elisabetta Piccolomini, Valeria Cavalli, Aylin Prandi, Teresa di Gregorio, Michelangelo Ciminale, Kristina Cepraga
Estreno en España 26 agosto 2011

Tras varios guiones, entre ellos el de Gomorra, y una muy agradable película que dirigió hace un par de años, Vacaciones de Ferragosto, Gianni di Gregorio nos ofrece una nueva comedia costumbrista en torno a la familia y la edad, menos fresca que su precedente, con intenciones menos claras, pero con un sentido notable de la comicidad y el entretenimiento. Sin embargo lo primero que nos llama la atención es que en este país nuestro con leyes tan progresistas, los distribuidores hayan optado por sustituir el artículo del título original “le (las)” por el posesivo “sus”, de forma que la película pasa de ser una crónica sobre un hombre desorientado y demasiado ocioso y sus relaciones con todo tipo de mujeres, a ser dueño y señor de esas mismas mujeres, a pesar de que su suerte sea muy desigual con ellas. Vamos, el típico machito ibérico para el que las mujeres son una posesión. Afortunadamente ese sólo es un desacierto castellano, pues en la práctica observamos a un señor que no tiene claro nada en su vida, anda desnortado y parece fácil de manipular por el mal llamado sexo débil. La cinta está ambientada en Roma, y más concretamente en el Trastevere, convirtiendo a la ciudad en un personaje más. Para dotar al conjunto de mayor frescura y naturalidad, con diálogos en ocasiones excelentes y muy divertidos (imprescindible verla en versión original), los personajes incluso disfrutan del mismo nombre que sus intérpretes, y la madre, Valeria de Franciscis, repite el rol que la popularizó en la anterior película de di Gregorio, peluca y desparpajo incluidos. Lástima que no se sepa muy bien qué se nos quiere contar, y que provoque un interés discreto y variado según cada cual, bien enfocado al deseo a ciertas edades, o a la falta de inquietudes y motivaciones como motor para el aburrimiento... o cualquiera sabe qué otras cosas nos puede sugerir.

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