miércoles, 30 de abril de 2014

LA VOLUPTUOSA CARNOSIDAD DEL TRÍO FEMME DE CORDES

Ciclo de música de cámara de Juventudes Musicales. Trío Femme de Corde: María Dolores Bono, violín; Julia Gonzalo, piano; Concepción Vivas Romero, cello. Programa: Trío con piano nº 2 en mi bemol mayor Op.100 D929, de Schubert; Trío nº 1 en do menor Op.8 de Shostakovich. Pabellón de Juventudes Musicales en el Parque Mª Luisa, martes 29 de abril de 2014

Debían haber actuado hace algunas semanas, pero alguna indisposición les obligó a posponer su concierto hasta ahora. Curtidas en los conservatorios andaluces, con alguna que otra escala en otras instituciones como es el caso de la violinista Mª Dolores Bono y su paso por la Universidad de Indiana, las jóvenes integrantes del trío Femme de Corde, que ya han actuado en otros espacios hispalenses como la Sala Joaquín Turina de la Fundación Cajasol, atacaron un programa muy exigente y delicado para su presentación en Juventudes Musicales. Las tres provienen de esas formaciones sinfónicas jóvenes que tanto aplaudimos desde estas páginas y que tanto hacen por la formación musical y humana de nuestros intérpretes.

El segundo de los dos tríos con piano que compuso Schubert es terriblemente severo y dramático, lo que exige una concentración y una expresividad muy meditada y definida. En general abrupto y torturado, contiene también suficientes pasajes de esperanza y contradicción con el sufrimiento que transmite. En la cuerda, violinista y violonchelista tendieron a cometer errores de afinación y definición, más la primera, que llegó incluso a evidenciar su insatisfacción con algunos de los acordes extraídos de su instrumento. Concepción Vivas ofreció en cambio un Andante de fino y exquisito fraseo, acentuando la rica melodiosidad del segundo movimiento, el más reconocible de esta pieza; no en vano Kubrick volvió a demostrar su proverbial buen gusto musical al seleccionarlo para su película Barry Lyndon con arreglos de Leonard Rosenman que le valieron un Oscar. Julia Gonzalo al piano ofreció en todo momento una lectura detallista y concentrada de la obra, recorriendo toda la extensión del teclado con la seguridad necesaria para dar fluidez, movilidad y luminosidad a la obra. En conjunto el trío acertó en una interpretación carnosa y musculada del Op.100 de Schubert, a pesar de los desajustes referidos, que a buen seguro se corregirán con más ensayos y mejor suerte.

El Trío nº 1 de Shostakovich en un solo movimiento, obra de temprana edad, acusó en un principio una falta de sintonía y afinación que casi hizo olvidar que se trataba de un Shostakovich primerizo y aún post-romántico, quizás porque no supieron encontrar el equilibrio y al densidad en unas notas de línea rapsódica que acusan constantes cambios de tempi y color. Mejor fue la cosa hacia mitad de la pieza, cuando se torna más lírica y amable, con el piano aprobando con buena nota la brillante y bellísima coda de la que es protagonista.

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