sábado, 23 de mayo de 2015

Mª ESTHER GUZMÁN Y UNA BÉTICA DE CÁMARA QUE VA LEVANTANDO EL VUELO

8º concierto de abono de la Orquesta Bética de Cámara. María Esther Guzmán, guitarra. Michael Thomas, director. Programa: Suite nº 1 de las Antiguas Danzas y Arias, de Respighi; Concierto para guitarra Op.99, de Castelnuovo-Tedesco; Cinco danzas gitanas Op.55, de Turina; Ma mère l'oye, de Ravel. Sala Joaquín Turina, viernes 22 de mayo de 2015

La sana proliferación de nuevas orquestas aparecidas en el panorama sevillano está naturalmente ampliando el repertorio de música al alcance del melómano para ser disfrutada en directo, con programas tan exquisitos y estimulantes como los que diseña Michael Thomas para una recuperada Orquesta Bética que, inexplicablemente, aún no ha encontrado el público que garantice su conveniente estabilidad.

Tras el precioso programa en torno a la poesía y la guerra con el que despertó la Sala Joaquín Turina tras su rescate por el ICAS, no menos hermoso fue el de este viernes, con músicas raramente programadas de Turina, Respighi y Castelnuovo-Tedesco. De éste, maestro de maestros de la música de cine, de Rózsa a Williams pasando por Mancini, se interpretó el Concierto para guitarra que le inspirara su encuentro con Andrés Segovia. Para ello se contó con una solista de lujo, Mª Esther Guzmán, que salvó con destreza sus líneas melódicas y con maestría sus íntimas y muy expresivas cadencias, mientras como propina ofreció un delicado arreglo en estilo Tárrega del Tema de Lara de Maurice Jarre.

Thomas, que siguió a la solista con respeto y atención, ofreció antes unas sólidas y robustas Arias y danzas de Respighi recopiladas del renacimiento italiano, menos populares pero más vivaces que las de la suite nº 3, con mención especial para el primer chelista. Menos lograda estuvo la segunda parte, con unas Danzas gitanas de Turina rutinarias y poco sensuales, a pesar de las buenas prestaciones de la concertino en la Danza de la seducción. A una abreviada Mi madre la oca, sin interludios, le faltó vuelo lírico y carácter onírico. No obstante la orquesta está alcanzando un nivel técnico impecable, por lo que quizás vaya siendo hora de enfrentarla a otras batutas, sin menospreciar a su director artístico, que vayan moldeando su necesaria flexibilidad. Prueba de sus escasos recursos fueron ese piano y clave sintetizados y a pesar de ello muy convincentes.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía el domingo 24 de mayo de 2015

2 comentarios:

  1. ¿Y cómo va a consolidar la Bética su púlico, Juan José, con un director tan malo como Michael Thomas? Aunque ahora que lo pienso, si en Sevilla melómanos presuntamente informados aplauden a rabiar las interpretaciones de pésimo gusto de Enrico Onofri, lo suyo sería que el personal se volviera loco con Thomas...

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  2. Fernando, hay que agradecerle a Thomas el entusiasmo que pone en todo lo que hace, lo considerado que es con sus intérpretes y los programas tan especiales que diseña. Su batuta no siempre satisface a todos los paladares, pero a veces es capaz de sorprendernos con momentos de una considerable belleza. Ahora bien, no estaría mal que el conjunto fuese asimilando las maneras de hacer de otros directores, con el fin de flexibilizar sus postulados y abrazar un abanico más amplio de posibilidades estéticas y artísticas.

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