miércoles, 20 de marzo de 2019

BEAUTIFUL BOY. SIEMPRE SERÁS MI HIJO Un drama amanerado y frío

Título original: Beautiful Boy
USA 2018 111 min.
Dirección Felix Van Groeningen Guión Luke Davies y Felix Van Groeningen, según las memorias de David y Nic Sheff Fotografía Ruben Impens Intérpretes Steve Carell, Timothée Chalamet, Maura Tierney, Amy Ryan, Oakley Bull, Christian Convery, Jack Dylan Grazer, Kaitlin Dever, Stefanie Scott, Timothy Hutton Estreno en el Festival de Toronto 7 septiembre 2018; en Estados Unidos 12 octubre 2018; en España 15 marzo 2019

Las memorias de un padre y un hijo que sufren los efectos de los estupefacientes en el segundo, convertidas en éxito de ventas gracias a la mediación del New York Times, sirven de base para el debut en Hollywood del director de la nefasta Alabama Monroe, una cinta belga que fue éxito de público y festivales hace unos años, a pesar de su sensacionalista tratamiento de la enfermedad de una niña de corta edad. Más comedido ahora pero igualmente melodramático, Felix Van Groeningen se adentra ahora en las vivencias de un padre coraje y su hijo, niña de sus ojos, que aún creciendo en una familia acomodada y sin aparentes problemas estructurales, sucumbe al encanto de las drogas. Los saltos en el tiempo, el desorden narrativo, las voces que invaden secuencias que no les corresponden, la banda sonora saturada de canciones de todo estilo, y otras lindezas dramáticas, no logran abstraerse de su contenido esencial, que no es sino una impostura acerca de un drama real y tangible, sufrido por tantas familias, desestructuradas o no, y para las que el remedio a veces es muy difícil si no imposible de encontrar. Carell hace lo que puede sin cambiar mucho de registro, mientras Chalamet (Call Me by Your Name) se decanta por algo más de histrionismo y exhibicionismo. Pero estos son inconvenientes y vicios que van apareciendo conforme avanza la trama, que en un principio llega a parecer atractiva e interesante, dentro de su gravedad. El devenir de los acontecimientos, a veces incoherentes e incluso poco plausibles, hace naufragar el intento de hacer una crónica desnuda, visceral y sincera sobre un drama tan elocuente como el de la drogodependencia y sus destructivos efectos. Al revés, la intención se vuelve en contra y nos devuelve una historia muy viciada en la forma y poco emotiva en el fondo, cuando debería centrarse en una relación difícil que quedara mejor plasmada en pantalla.

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