martes, 1 de octubre de 2019

ANDREW ZOHN, MELANCÓLICO Y AGREDIDO

X Festival de la Guitarra de Sevilla. Andrew Zohn, guitarra. Programa: Obras de Federico Mompou, Joaquín Rodrigo, Héctor Ayala, Dilermando Reis, Radamés Gnattali, Blind Faith, Elton John, Roberta Flack y Grateful Dead. Consulado de Portugal, lunes 30 de septiembre de 2019

Artista reconocido de la guitarra, compositor y muy estimado profesor en la Universidad Estatal de Columbus en Georgia, donde imparte sus clases magistrales y prepara a futuros virtuosos de la guitarra clásica, Andrew Zohn vino a Sevilla para presentar el disco que acaba de publicar en el sello Contrastes Records. Nos aventuramos a pensar que estaría en un principio encantado de tocar en un espacio tan majestuoso y versallesco como el Salón de Celebraciones del Consulado de Portugal, antiguo pabellón de la Exposición del 29, pero que poco a poco ese estímulo vendría sustituido por el malestar que a buen seguro debió generarle el mal comportamiento del público asistente. Mucho nos tememos que se debió a la gratuidad, lo que hace que se valore menos el evento, y la falta de interés de mucha de la gente que se atreve a venir a estos espectáculos. Chirridos provocados por zapatos inquietos en el suelo de madera, murmullos, ruido incesante de sillas, levantadas, paseos por la sala y hasta seis o siete móviles, entre muchas otras impertinencias, agredieron vilmente el trabajo del artista y el esfuerzo de concentración del oyente.

El público, tristemente también protagonista de este concierto
Con esta saturación de gérmenes y agresiones fue sinceramente difícil concentrarse en la delicada propuesta del guitarrista estadounidense, lo que dice todavía más de su profesionalidad y capacidad de aguante. Haciendo gala de esas cualidades, Zohn empezó su discurso musical rindiendo pleitesía al país anfitrión, tocando de seguido la delicada Angélica de Mompou, que deslizó con amplio sentido del color y la melancolía, y una breve sonata de Rodrigo de la que destacamos su vibrante rasgueado en el bolero final. Tras unas casi ininteligibles y muy breves explicaciones sobre la distinta tesitura y el registro afín a cada estética propuesta, la española, la latina o la jazzística, se embarcó en un par de carismáticas piezas del folclorista argentino Héctor Ayala, siempre desde un fraseo limpio y elegante y una sutileza en la pulsación y el punteado que funcionó bien como arma de relajación pero se quedó corto en expresividad. Lo mejor llegó después, con un bloque dedicado al legendario profesor, compositor y guitarrista brasileño Dilermando Reis, eje central del registro Eterna Saudade que ha grabado en el sello de Francisco Bernier. Con él impregnó la velada de calidez y delicadeza, recorriendo con sus dedos todo un repertorio de amables sensaciones, muy especialmente en piezas como la que da título al disco o Uma valsa e dois amores.

El sabor brasileño continuó, ya al más identificable ritmo de samba, con dos tocatas de Radamés Gnattali, donde volvimos a apreciar cómo la proverbial sutileza del guitarrista malogra parcialmente las posibilidades raciales y viscerales que algunas de estas piezas demandan. El último bloque del programa estuvo centrado en un puñado de canciones pop, desde Can’t Find My Way Home de Blind Faith a Truckin’ de Grateful Dead, interpretadas con un inequívoco sabor folk americano, pasando por la movida Benny and the Jets de Elton John, más identificable por el ritmo que por la melodía, y la preciosa The First Time Ever I Saw Your Face que Roberta Flack popularizó en la primera película que dirigió Clint Eastwood, Escalofrío en la noche, y que Zohn desgranó con dulzura pero escasa emotividad. A pesar de la falta de respeto que se le prestó, tuvo la generosidad de tocar una propina sin hacerse de rogar.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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