miércoles, 13 de julio de 2022

LINGUI. LAZOS SAGRADOS Solidaridad de género en tiempos de regresión

Título original: Lingui
Chad-Francia-Alemania-Bélgica 2021 97 min.
Guion y dirección
Mahamat-Saleh Haroun Fotografía Mathew Giombini Música Wasis Diop Intérpretes Achouackh Abakar Souleymane, Rihane Khalil Alio, Youssouf Djaoro, Briya Gomdigue, Hadje Fatime N’Goua Estreno en el Festival de Cannes 8 julio 2021; en Francia 8 diciembre 2021; en España 8 julio 2022

Si el título original de esta película significa lo que su subtítulo apunta, y creemos que así es, no cabe duda de que estos lazos sagrados hacen referencia a la sororidad, ese hermanamiento y solidaridad entre mujeres que se produce cuando se encuentran en una situación especialmente gravosa para su género y condición, especialmente en sociedades fuertemente machistas y patriarcales. Es lo que les ocurre a esta joven madre soltera y su hija adolescente embarazada, dos mujeres sin duda víctimas de la estigmatización en una sociedad rancia y en continua regresión, sobre todo desde la implantación del extremismo religioso.

Pero esto no es solo exclusivo de países considerados tercermundistas, como ese Chad en el que se desenvuelve la trama, sino que últimamente estamos padeciendo con enorme preocupación esa misma regresión en países de nuestro entorno, con el gravamen de temer que pronto se pueda extender a nosotros y nosotras. El aborto no está contemplado en el país, pero es la única salida que tiene María para conseguir una vida digna y de provecho. Su madre trabaja duro y gana poco, pero lo suficiente para mantenerla y procurarle un futuro mejor, que fácilmente puede malograrse ante una situación como la sobrevenida. Son pocos pero muy contundentes los detalles que nos llevan a experimentar esa sororidad señalada entre madre e hija, luego con otras mujeres, frente a la supremacía del hombre, menos vulnerable al brazo de la ley.

Saleh-Haroun, siempre sensible a los problemas de sus compatriotas, ya sea desde su país de origen o en la Francia de adopción, con películas como Estación seca, Un hombre que grita o Une saison en France, vistas en circuitos marginales o festivaleros, no busca el impacto ni el tremendismo, sino una narración sencilla y precisa que somete a sus personajes a un análisis certero de sus traumas y motivaciones, a través de miradas y pequeños gesto. Mientras, el entorno se antoja siempre luminoso y lleno de color, tanto como el que expide su carismática y étnica banda sonora.

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