jueves, 15 de diciembre de 2022

UN ORATORIO DE NAVIDAD DE ENORME BELLEZA

Oratorio de Navidad, de Johann Sebastian Bach. Coro de Niños de Windsbach. Orquesta Barroca de Sevilla. Ludwig Böhme, dirección. Isabel Schicketanz, soprano. Marie Henriette Reinhold, mezzosoprano. Patrick Grahl, tenor. Thomas Laske, barítono. Programa: Cantatas I, II, III y VI del Oratorio de Navidad de Bach. Teatro de la Maestranza, miércoles 14 de diciembre de 2022


Tan extraordinario como el proceso de gestación de esta prodigiosa y monumental página coral, puede llegar a ser una interpretación tan depurada y magistral como la que anoche fue capaz de brindar a un Maestranza casi abarrotado la conjunción de fuerzas que unió a nuestra Barroca con la dirección del joven Ludwig Böhme, el Coro de Niños de Windsbach y cuatro estupendos solistas igualmente alemanes. Con esta maravillosa partitura, la Barroca de Sevilla está cumpliendo uno de los meses más productivos de su carrera, todo él dedicado al maestro de Eisenach. Comenzaron diciembre al son de varias cantatas con obbligati a cargo del tenor Ariel Hernández en la capilla del Palacio Real, y lo rubrican ahora con una gira en compañía de los solistas y conjunto coral referidos, que les ha llevado por Valladolid, el Palau de la Música de Barcelona, el Maestranza, y hará escala hoy en el Auditorio Nacional, para después embarcarse a Alemania, donde la orquesta ejercerá de inmejorable embajadora nuestra en Frankfurt, Nuremberg y Ansbach. Solo de pensarlo se nos llena el alma de emoción, tanta como la que sentimos nada más iniciarse los acordes de esta portentosa composición a la que, no lo olvidemos, el Otoño Barroco nos ha ido acercando a razón de una cantata por año. Una emoción provocada por los majestuosos timbales seguidos de la sublime concurrencia de las trompetas y las sensacionales voces de un coro de unas setenta voces jóvenes masculinas con una media de trece años entre sus componentes. Ni el propio Bach lo hubiera soñado para la posteridad.

Quienes hayan asistido a las dos primeras representaciones de Las bodas de Fígaro que se están desarrollando actualmente en el Maestranza, reconocerían sus decorados aprovechados para ornamentar este concierto y de paso servir de concha acústica para la ocasión. Varios paneles que sirven de fondos a los decorados de esta producción operística, dispuestos en capas superpuestas, adornaron la multitudinaria concurrencia de voces e instrumentos en este conmovedor recibimiento de la Navidad más ortodoxa. Cierto que la disposición del conjunto tan atrás y tan abrigada no favoreció la proyección de la música, especialmente de los instrumentos, que en ocasiones parecieron algo adormecidos, sin que ello menoscabara las extraordinarias prestaciones con las que se lucieron solistas y familias instrumentales. Así, el joven pero experimentado Ludwig Böhme acusó su predilección por las frases fluidas, sencillas y naturales en la preciosa introducción de la cantata número dos, dedicada a la anunciación del nacimiento de Jesús a los pastores, una de las piezas más emblemáticas y recordadas de la partitura. De igual forma se deslizó la música durante todo el concierto, potenciando el carácter espiritual, dionisiaco y piadoso de esta extraordinaria parodia generada a partir del ingenio de su autor para reciclar arias y corales de otras obras, añadiendo corales nuevos y recitativos y adaptándolo todo a nuevos textos. Los solos de flauta de Rafael Ruibérriz junto a la mezzo Marie Henriette Reinhold en la segunda cantata fueron de una dulzura exultante, tanto como los de los oboes en esta parte consagrada especialmente a las maderas. De igual manera cabe felicitar a David Hendry, que en sus solos de trompeta en Grosser Herr de la primera cantata junto al bajo Thomas Laske estuvo brillante, aunque al final del oratorio el control de tan difícil instrumento se le resistiera un poco. Y no tenemos más remedio que repetirnos a la hora de ensalzar la participación de Mercedes Ruiz al violonchelo, que en Schilesse Mein Herze de la tercera cantata logró una sacra espiritualidad junto a la mezzo y el violín de Leo Rossi. Todos y todas en conjunto estuvieron soberbios, al igual que el maravilloso coro, con niños y adolescentes responsables y disciplinados, entregados al máximo para lograr ese sonido tan piadoso (Wie soll diuch empfangen) y glorioso (obertura y final) con el que nos subyugaron. Solo verlos con ese entusiasmo ya nos llenaba de gozo.



Todos y todas disfrutaron de la excelente dirección de Böhme, atento a cada acentuación e inflexión sin forzar en ningún momento la expresividad, procurando resaltar el carácter espiritual y amable de la pieza, con fraseos elegantes y fluidos, una portentosa naturalidad y mucho sentido común a la hora de engarzar las piezas. En el apartado solista las cuatro voces estuvieron geniales, por sus aterciopelados timbres, sus generosas proyecciones, su claridad y fluidez así como sus elegantes fraseos, sin caídas de tensión, sin estridencias ni salidas de tono, y sin resultar forzadas en ningún momento. Desde la conmovedora entrada de Reinhold en Bereite dich, Zion, al dúo de la soprano Isabel Schicketanz y Laske en la tercera cantata, o el muy depurado trabajo de Patrick Grahl tanto en sus recitativos como Evangelista como en sus arias de tenor, todo funcionó a la perfección, sumando en esta portentosa celebración con la que tan difícil resulta resistirse a la conversión.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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