viernes, 15 de julio de 2011

HARRY POTTER Y LAS RELIQUIAS DE LA MUERTE, PARTE 2 ¿El fin de la saga?

Título original: Harry Potter and the Deathly Hallows, Part II
Reino Unido 2010 130 min.
Dirección David Yates Guión Steve Kloves, según la novela de J.K. Rowling Fotografía Eduardo Serra Música Alexandre Desplat Intérpretes Daniel Radcliffe, Rupert Grint, Emma Watson, Ralph Fiennes, Michael Gambon, Bill Nighy, John Hurt, Helena Bonham Carter, Robbie Coltrane, Imelda Staunton, Jason Isaacs, Alan Rickman, Maggie Smith, Timothy Spall, David Thewlis, Julie Walters, Bonnie Wright, Matthew Lewis
Estreno en España 15 julio 2011

Decíamos a propósito de la primera parte de esta última entrega de la saga Potter, que con el indisimulado fin de perpetuarla hasta lo máximo posible con fines comerciales, se había dividido en dos partes, a pesar de que el libro en la que se basa no es más extenso que otros que se han ventilado en las casi dos horas y media que dura esta película. David Yates se consolida como el director que más títulos de la serie ha dirigido, y el que la ha llevado a su fin, desde La orden del Fénix a los dos capítulos de ésta, pasando por El misterio del príncipe. En ese camino hacia el final las aventuras del mago más famoso de la pantalla se han ido tornando grises y siniestras, con un mayor énfasis en la muerte, en la pérdida y en el dolor. Si en los primeros títulos denunciábamos la promoción que de competitividad realizaban sus peligrosos argumentos, ahora debemos reconocer que plantea una serie de valores que dignifican más el producto, como son la camaradería, la asistencia, la amistad y la colaboración, por encima del afán de acumular poder y riqueza que caracteriza a la villanía. Cierto que no se trata de nada novedoso, pero al menos ha desaparecido esa obsesión por ser el primero de la clase. Nos encontramos con un mesías llamado a salvar el mundo de la magia de las fauces del malvado Voldemort, que en sus andanzas finales se verá asistido por una alianza, la que forman principalmente sus dos amigos eternos, a los que se unen toda una galería de personajes rescatados de las anteriores entregas. Y juntos los tres (con asistencia puntual de otros personajes) se encaminan en busca de las reliquias del título, claves para hacerse con el poder absoluto, y abusar de él o emplearlo en hacer en bien, según la balanza se incline a favor de unos u otros. Está clara la fuente de la que ha bebido la multimillonaria J.K. Rowling: ni más ni menos que Tolkien y su Señor de los anillos. Los personajes en esta ocasión se tornan más atormentados y reflexivos, sombríos y desesperados, mientras en pantalla se van sucediendo episodios que dosifican la acción y el puro entretenimiento con la reflexión, si queremos de manual pero en cualquier caso de carácter más prosaico. Este último largometraje se hace más llevadero que su primera mitad, haciéndose incluso corto, si bien de todos es sabido que no se trata sino de abrir la caja del espectáculo y la emoción, y que las dos horas y media anteriores eran los preparativos para la gran traca final. Quizás esperábamos más fuegos artificiales, pero es irreprochable el desenlace, su factura técnica, su ritmo y hasta su emoción, logrando en los últimos minutos que fanáticos y ajenos nos dejemos embaucar por el recuerdo de unos personajes que nos han acompañado durante varios años. Hasta la magnífica partitura de Alexandre Desplat se permite hacer más referencia que ninguna otra a los temas originales de John Williams, cuyo Hedwig’s Theme se recupera para los títulos finales, después de cuatro films sin utilizarlo. Pero que nadie se engañe, todo parece preparado para, una vez comprados los derechos de los personajes a su autora, continuar las aventuras del mago o sus descendientes ya sin referente literario. Veremos.


"The Resurrection Stone", tema de Alexandre Desplat de la banda sonora original del último Harry Potter

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