domingo, 17 de marzo de 2013

5ª CRÓNICA FeMÁS/30 Patrimonio y tradición nacional

30ª Festival de Música Antigua de Sevilla
Compañía Claroscuro. Julie Vachon y Francisco de Paula Sánchez, directores: Yo soy la locura Obras de Henri du Bailly, Gaspar Sanz, José Marín, Santiago de Murcia y otros. Teatro La Fundición, sábado 16 de marzo de 2013
La Real Cámara y José Miguel Moreno: Cuarteto Op.44, n.4 y Quintetos n.7 G. 451 y n. 4 G. 448 de Boccherini; Variaciones sobre Mambrú de Fernando Sor. Sala Joaquín Turina, sábado 16 de marzo de 2013
Nao d’Amores. Ana Zamora, dirección. Alicia Lázaro, música: Misterio del Cristo de los Gascones. Teatro La Fundición, domingo 17 de marzo

Las propuestas del FeMÁS para este pasado fin de semana nos han acercado a nuestro patrimonio musical y a la celebración de tradiciones olvidadas de nuestra tierra. Sin embargo los resultados no han sido en todo caso tan felices como se esperaban. Una de las ofertas escénicas más novedosas y originales del certamen nos llegaba de la mano de la compañía hispano-canadiense Claroscuro, con un espectáculo de marionetas combinado con teatro negro en el que se representaba un cuento romántico y fantástico sobre un titiritero embarcado hacia las Américas en la época de las conquistas que acaba enamorado de una nativa que con ayuda de la magia y los dioses termina convertida en otra marioneta del conquistador. El repertorio musical, escogido de entre un Barroco incipiente con reminiscencias de las músicas de ida y vuelta entre España y América, coincidió en parte con el seleccionado por Raquel Andueza para su concierto del domingo 3. Yo soy la locura, Ojos pues me desdeñáis o Sé que me muero fueron entonados por Verónica Plata con solvente sentido musical y una voz de timbre aterciopelado pero en exceso acaramelado, mientras marionetas y utillaje de enorme belleza sufrían una pésima iluminación que hacía difícil distinguirlos mientras por el contrario se dejaban entrever inconvenientemente los trucos de movimiento. Falta de ritmo y cierto aire mortecino menoscabaron un espectáculo sensible en concepto al que tampoco hicieron justicia las opacas interpretaciones del conjunto musical acompañante.

Más interesante fue la propuesta de la compañía teatral Nao d’Amores, dirigida por Ana Zamora. Siguiendo la costumbre del festival de programar algún espectáculo íntimamente relacionado con la inminente Semana Santa, el conjunto segoviano, a partir de tradiciones litúrgicas medievales enriquecidas con licencias dramáticas modernas, recreó la vida y pasión de Jesucristo personificado en una marioneta de tamaño natural reproduciendo el Cristo románico de los Gascones, cuya expresividad y ternura compartió escenario con una ilustración musical renacentista responsablemente documentada por Alicia Lázaro, que para la ocasión tocó además la vihuela y la zanfoña. Al margen del histrionismo de la narradora, una Virgen María incorporada por Elena Rayos, justificada quizás por el ideal de mortificación y redención de la Iglesia Católica más primitiva, el resto del conjunto, ya reconocidos con varios prestigiosos premios nacionales de teatro en sus apenas diez años de andadura, realizó un excelente trabajo tanto en el manejo del Cristo titular - mención especial para David Faraco -, la danza en todo caso coqueta y discreta de Nati Vera, y la interpretación un tanto balsámica de la música, con chirimía, flautas, viola de gamba y cornamusa completando la instrumentación, y unos resultados tan singulares como estimulantes.

José Miguel Moreno
Por su condición de autoridad en la interpretación históricamente documentada de la música de Boccherini, el concierto de La Cámara Real nos hizo albergar esperanzas en una velada inolvidable; algo que no se materializó a juzgar por los endebles andamiajes sobre los que los integrantes del cuarteto edificaron su programa. Cierto es que por muchos reconocimientos que hayan recibido sus miembros cambian continuamente, lo que hace casi imposible una homogeneidad en sonido y resultados estéticos. El acompañamiento de José Miguel Moreno a la guitarra mejoró los resultados, merced a una interpretación tan delicada y refinada del instrumento que parecía lo meciese. Así ocurrió en el Quinteto nº 7, el quinteto El Fandango y especialmente en unas meditadas y sensibilísimas Variaciones de Fernando Sor sobre el tema popular Mambrú se fue a la guerra, contemporáneo de la Guerra de la Independencia. En el resto del conjunto se echó falta mayor contundencia y energía en los ataques, ofreciendo en general una atmósfera endeble cuajada de imprecisiones y decepcionantes por inesperadas caídas de tensión, a pesar del trabajo siempre enérgico y decidido de Emilio Moreno al frente de la formación.

Crítica parcialmente publicada en El Correo de Andalucía el 18 de marzo de 2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario