jueves, 24 de mayo de 2018

LEAN ON PETE Un noble sin hogar

Reino Unido 2017 121 min.
Guión y dirección Andrew Haigh, según la novela de Willy Vlautin Fotografía Magnus Nordenhof JØnck Música James Edward Barker Intérpretes Charlie Plummer, Steve Buscemi, Travis Fimmel, Chlöe Sevigny, Steve Zahn, Amy Seimetz, Kurt Conroyd, Lewis Pullman, Justin Rain, Alison Elliot, Teyah Hartley, Bob Olin, Rachael Perrell Fosket Estreno en Festival de Venecia 1 septiembre 2017; en Estados Unidos 6 abril 2018; en España 18 mayo 2018

Aunque no acaben de convencernos la mayoría de propuestas de Andrew Haigh, desde la discutible reformulación de la relación de pareja en Weekend a la protección dispensada a un personaje tan egoísta como el que interpretaba Charlotte Rampling en 45 años,  quedándonos sólo con la emocionante imagen que ofrecía de un grupo de homosexuales en la serie Looking, ahora nos ofrece una hermosa película ya desde sus primeras imágenes. Puede que resulte exagerado pero hay algo en esta epopeya vivida por un adolescente en el árido y austero paisaje californiano que recuerda a la vivida en La Odisea por Ulises de regreso al hogar y a una Penélope que casi lo había olvidado, tal es la grandeza que expira la película de Haigh. Cuenta para ello con la inestimable ayuda del joven Charlie Plummer, reconocido en Venecia como promesa emergente y que rodó esta película justo antes de incorporar al desorejado nieto del millonario Jean Paul Getty en Todo el dinero del mundo, evidenciando entre ambas un considerable cambio físico que hace que el Charley de Lean on Pete haya pasado definitivamente a la historia. También es poética, como el relato de Homero, a través de hermosísimos paisajes llenos de melancolía y vida, que junto a la mirada dulce y tierna, y sobre todo noble, del joven protagonista, consigue que éste sea un relato de personaje, construido a través de dos horas en las que deambula junto a un caballo, paradigma del animal noble, con quien entabla una entrañable amistad en la línea de la que tan soberbiamente narrara Spielberg en su Caballo de batalla. La mirada poética y tierna de Haigh y la interpretación dulce, noble y melancólica de Plummer, además de toda una serie de entrañables secundarios comandados por un impagable Steve Buscemi y una recuperada Chlöe Sevigny, logran superar todos los escollos de un argumento a menudo discutible, responsabilidad de la novela de Willy Vlautin en la que se basa, y que incluye un improbable viaje a través del desierto o una serie de conductas delictivas que no sufren persecución policial alguna, simplemente porque no conviene a la historia. Cuestiones perdonables tratándose de un cuento en el que se pone el acento en la asunción de responsabilidad y madurez por parte de su personaje adolescente, la búsqueda de un referente en el que apoyar su futuro y esperanza, y la conciencia de una nobleza de espíritu que redime de cualquier conducta antisocial. Lo que no se puede perdonar es el abandono que sufre el joven, y mucho menos por parte de quien en última instancia se convierte en su regazo protector.

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