miércoles, 5 de marzo de 2025

GARCÍA INVENTÓ EL POLIAMOR

Música y texto de Manuel García¸ según la “Fábula de los tres jorobados” de Carlo Goldoni. Rubén Fernández Aguirre, dirección musical. José Luis Arellano, dirección escénica. Pablo Menor Palomo, escenografía. Ikerne Giménez, vestuario. David Picazo, iluminación. Con Patricia Calvache, Aitor Garitano, Ángela Lindo, Enrique Monteoliva, Rita Morais y Álvaro Copado. Producción de la Fundación Juan March y el Teatro de la Zarzuela. Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza, martes 4 de marzo de 2025


Hace tiempo que cada apuesta del Teatro de la Zarzuela por Manuel García recala en el Maestranza sevillano. Justo así debe ser, tratándose de un compositor (y tenor) nacido aquí, en el barrio del Arenal. Polifacético como ninguno e inquieto como nadie, García vivió una existencia intrépida y aventurera, plagada de retos que sabía perfectamente sortear a fuerza de mucho trabajo y empeño, lo que le llevó a pasearse por los más reputados escenarios líricos de su época en calidad de prestigioso tenor, y exhibir su talento como compositor en óperas y canciones populares de considerable calado en su época.

Este carácter inquieto e inventivo encaja perfectamente con el contenido de la ópera que ayer y hoy se puede disfrutar en la sala que lleva su nombre del coliseo hispalense. Dos siglos y medio cumple este año y ya se atrevió a coquetear con un concepto hoy tan divulgado y supuestamente transgresor como el poliamor. Es cierto que para eso se basó, como tantas otras veces, en un texto de Carlo Goldoni, pero el tratamiento que dio al asunto, ligero y desprejuiciado, así como el toque que han sabido imprimirle los responsables del redescubrimiento de esta ópera en cuestión, lo convierten en romántico exponente de este concepto que hoy consideramos tan moderno.

El igualmente inquieto y emprendedor pianista Rubén Fernández Aguirre, pronto de nuevo en el Maestranza acompañando a Ismael Jordi, es el responsable de la recuperación de esta comedia lírica, I tre gobbi o Los tres jorobados, como ya lo fuera antes con otros títulos de García también representados en Sevilla, como Un avvertimento ai gelosi o Le cinesi, como ésta óperas de cámara o de salón concebidas para los y las estudiantes del autor en la Academia que fundó en París en la última etapa de su azarosa vida.


Otros títulos suyos recuperados en su ciudad natal han sido Don Quijote, La muerte de Tasso o La isla deshabitada. Con Fernández Aguirre encargándose de la dirección musical y en cierto modo de la edición de la partitura, su puesta en escena corre a cargo del prestigioso director artístico José Luis Arellano, contando para ello con un ingenioso y práctico escenario de corte vanguardista, en el que sin embargo se mueven los y las intérpretes convenientemente ataviados con suntuosos y preciosos trajes de la época de Goldoni, segunda mitad del siglo XVIII, lo que da relieve a las costumbres amatorias previas a la revolución, el carácter cortesano de su protagonista y la ridiculización de la clase pudiente en forma de tres ricos y petulantes pretendientes.

Voces frescas y jóvenes

Calvache y Garitano
Para incorporar esta galería de personajes, se ha echado mano de voces jóvenes y prometedoras, con resultados bastante inspiradores. La soprano gaditana Patricia Calvache, a quien conocimos en el Certamen Nuevas Voces de Sevilla de 2019, pone gracia a su Madame Vezzosa, traducida Encantadora, con voz seductora y bien proyectada, aunque su mejor momento lo vivió en la transición entre actos, con una interpretación llena de ternura y buen gusto de la canción Parad, avecillas, con un delicadísimo acompañamiento al piano de tintes adelantados al impresionismo.

De los tres pretendientes, el que más nos convenció fue el tenor vasco Aitor Garitano como conde Bellavita, de hermoso timbre y generosa proyección, así como una fluida línea de canto. Mención especial merece también el trabajo de la mezzo valenciana Ángela Lindo como barón Macacco, sobre todo por su divertida tartamudez que lleva a García a experimentar con el aria bufa al más puro estilo mozartiano. También el bajo barítono almeriense Enrique Monteoliva como marqués Parpagnacco, logró una interpretación a tono, si bien evidenciando una voz menos equilibrada y con algún problema puntual en las transiciones y cambios de registro. En su breve intervención, la soprano portuguesa Rita Morais manifestó una voz cálida y estilizada cuando al final entona el aria previo al canto jubiloso de todo el elenco celebrando los gozos del amor en compañía.


García juega aquí a experimentar con todos los recursos de la voz, incluidas agilidades, acentos y fraseos de corte belcantista, como buen ejercicio académico que representa la partitura, pasando de arias a dúos, tercetos y quintetos con gran facilidad y conocimiento de los medios. Sin embargo, y a pesar del carácter dinámico que supo imprimirle la compañía, incluido el criado incorporado por el actor y bailarín Álvaro Copado, esta sucesión de números sueltos encadenados con recitativos, evidenció cierta reiteración dramática, provocando que su hora y veinte minutos llegaran a pesar más de lo que se espera de un entretenimiento ligero como éste. Y es que quizás abunde más la técnica y el ingenio que la inspiración melódica y la inquietud dramática en esta especie de sainete lírico, en el que al final la protagonista decide disfrutar del amor de sus tres pretendientes con el consentimiento de ellos, ese poliamor apuntado.

Fotos: Guillermo Mendo
Crítica publicada en Ópera Actual


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