viernes, 10 de octubre de 2025

LA JUVENTUD BAILA Y SE COMPROMETE

Felling ROSS. Concierto de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla en colaboración con Juventudes Musicales. Álvaro Lozano Cames, violonchelo. María Castillo Mora, clarinete. Josep Planells Schiaffino, dirección. Programa: Obertura de Il mondo della luna Hob. 28/7 y Concierto para violonchelo nº 1 en Do mayor Hob. VII B1, de Haydn; Obertura de La finta giardiniera y Concierto para clarinete en La mayor K.622, de Mozart. Teatro de la Maestranza, jueves 9 de octubre de 2025

Fue todo un acierto por parte de la ROSS y Juventudes Musicales de Sevilla programar un concierto de estas características. Primero porque son ya varios los fructíferos años en los que se ha celebrado esta colaboración que brinda una oportunidad única a jóvenes valores de nuestro entorno para demostrarse a sí mismos y a los demás lo que valen, y contribuir así a ese empujoncito que necesitan para lanzar definitivamente sus carreras. Y segundo, por las piezas seleccionadas para la ocasión, puro clasicismo tan acorde al título operístico que se viene ofreciendo estos primeros días del mes de octubre, un Don Giovanni que enmarca a la perfección la propuesta de la orquesta y los jóvenes talentos seleccionados, todos y todas inmersas en la época y el estilo.

Parafraseando a La juventud baila, microespacio del programa Aplauso que a finales de la década de los setenta del siglo pasado convocaba a toda la familia alrededor del televisor para ver a jóvenes concursar bailando a ritmo de música disco y rock‘n’roll, los dos solistas de ayer tarde parecían dejarse llevar por el baile en sus felices comparecencias ante el público del Maestranza. Un público que, nos congratulamos, está en continua renovación, lo que significa que propuestas como ésta acerca nueva afición a la música clásica. Sólo así se comprende que gran parte de los y las asistentes aplaudieran después de cada movimiento de las piezas concertantes.

El jovencísimo malagueño Álvaro Lozano Cames exhibió en todo momento un porte aristocrático abrazando el violonchelo como si fuera su pareja de baile (de salón), con la cabeza bien alta mirando a un horizonte quizás no tan lejano. Así desgranó, con absoluta seguridad y un sentido inusitado de la elegancia para su corta edad, el primero de los dos conciertos que Franz Joseph Haydn compuso para el instrumento. Lozano Cames se desenvolvió con fluidez, manteniendo un sonido homogéneo que combinó hábilmente dulzura y aspereza, con suficiente cuerpo y líneas muy definidas tanto en el ritmo marcial del primer movimiento, la melódica cantinela del adagio y el fuego atlético del allegro final. Muy preciso también en el control de las dinámicas y la medición del rubato, la suya fue una exhibición ambiciosa y bien articulada en busca de una voz propia que estamos seguros llegará a encontrar pronto. Secundado por sus compañeros de instrumento, ofreció un Cant dels ocells, popularizado por Pau Casals, de hondo sentimiento.

Con gesto serio, la onubense María Castillo Mora no pudo, sin embargo, frenar su cuerpo, siempre atento al ritmo marcado por Mozart en su inmortal Concierto para clarinete, cuya fama potenció aún más su integración en la banda sonora de John Barry para Memorias de África. No fue la suya una interpretación meramente académica de tan trillada pieza, sino que echando mano de la imaginación y la fantasía, intentó insuflar también de personalidad su rendimiento, aportando un juego de dinámicas muy arriesgado y unas florituras de difícil resolución, sobre todo en las cadencias. En el famoso adagio central llegó a emitir notas en un delicado pianissimo, algo muy difícil incluso para los más experimentados. Ni que decir tiene que su dominio de la respiración fue sencillamente impecable. Una profusamente ornamentada versión de la Habanera de Carmen sirvió como propina tras un elocuente y emocionado agradecimiento de la solista a todos y todas quienes contribuyeron a tan feliz acontecimiento, incluida una orquesta con la que confesó haber crecido a lo largo de años de asistencia a sus conciertos de abono.

También joven, el valenciano Josep Planells Schiaffino se encargó de arropar con respeto y precisión las interpretaciones de los jóvenes talentos convocados, ofreciendo como adelanto en cada parte del programa una obertura operística de carácter bufo con el que dejó claras sus formas clásicas y su capacidad para que la reducida plantilla se ajustara en la medida de lo posible al estilo y el espíritu de la época, a través de esa tercera vía que permite recrearlos con instrumentos modernos.

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