USA 2011 109 min.
Dirección Steven Spielberg Guión Steven Moffat, Edgar Wright y Joe Cornish, según los cómics de Hergé Música John Williams Intérpretes Jamie Bell, Andy Serkis, Daniel Craig, Simon Pegg, Nick Frost, Toby Jones, Mackenzie Crook, Daniel Mays, Gad Emaleh, Joe Starr, Cary Elwes, Kim Stengel Estreno en España 28 octubre 2011
Cuando Spielberg obtuvo los derechos de las novelas ilustradas de Hergé, se encontraba en pleno apogeo de su arte cinematográfico, y el autor belga confiaba más que en nadie en él para llevar sus aventuras a buen puerto. Sorprende por eso que el realizador de E.T. y Tiburón haya esperado tantísimo para adaptar las aventuras del carismático periodista. Tanto que a estas alturas Spielberg ya no parece ser lo que era, ha envejecido y ha perdido fuelle e inspiración, como ya demostró hace tres años con la última aventura de Indiana Jones, un film que sin ser desdeñable no estaba a la altura de sus tres predecesores. Con la colaboración de Peter Jackson en la producción, el equipo de guionistas de la película ha logrado unir y mezclar las historias de varias de las aventuras de Tintín con cierto éxito, pero no tanto como para lograr en todo momento la plausibilidad de un argumento en el que muchas cosas ocurren por casualidad y los personajes entran y salen con demasiada libertad y sorpresa. Además no han logrado captar el espíritu del cómic original, optando como era previsible más por la montaña rusa y por epatar técnicamente que por dotar al conjunto de la ternura y la humanidad que, según los seguidores del personaje, desprenden sus viñetas. En ese sentido Spielberg ofrece un espectáculo impecable, técnicamente avasallador, perfeccionando enormemente la técnica de animación que su alumno y colaborador Robert Zemeckis ya empleó en títulos como Polar Express, Beowulf y Un cuento de Navidad. A pesar de ello esa técnica sigue resultando desangelada, de forma que paradójicamente y a pesar de captar los movimientos y expresiones de un elenco de intérpretes profesionales, la gama expresiva es más limitada que en los productos enteramente digitales a los que nos tiene acostumbrados por ejemplo la Pixar, siendo Andy Serkis, el actor detrás del Gollum y King Kong, el único capaz de insuflar de auténtica humanidad a su personaje, el divertido Capitán Haddock; por cierto ¿cuándo va a dejar este actor de parapetarse detrás de un personaje virtual? Era previsible también que Spielberg convirtiera a Tintín en una suerte de Indiana Jones jovencito, sacrificando misterio e intriga a favor de una mayor espectacularidad y ritmo vertiginoso. Sin embargo eso crea cierto desequilibrio entre una primera parte más pausada y contemplativa y una segunda más propia de un parque temático y de atracciones, lo que facilita algunas secuencias memorables, como la ambientada en la ciudad marroquí, precedida de la desternillante secuencia en la que Bianca Castafiore canta no el Aria de la Joya de Fausto que interpreta en los cómics, sino el Je veux vivre de Romeo y Julieta, también de Gounod. Pero esa excelente persecución en el norte de África va inmediatamente seguida de otra larga secuencia de acción que provoca cansancio y fatiga por su concentración. Pero aunque hay soluciones estéticas asombrosas, y transiciones en el montaje realmente extraordinarias, la impresión general es de excesiva acumulación y mal ensamblaje, en el guión y en cada uno de los lujosos ingredientes de la cinta, incluida la música de un John Williams también aventajado, con menos inspiración que hace años, y a pesar de ello capaz de ofrecer una partitura muy superior a la media de lo que hoy existe en el mercado. Pero tampoco su música está convenientemente utilizada, demasiado omnipresente y saturando el ya de por sí abigarrado espectáculo. Con todo Spielberg y Jackson ofrecen un espectáculo distraído y vibrante, menos emotivo e ingenioso de lo deseable pero nada desdeñable, aunque se revele en todos esos factores reseñados decepcionante. Su estreno se hará esperar en Estados Unidos, donde coincidirá en Navidad con la nueva película de Spielberg, War Horse. Quizás sea debido a que en aquel país el personaje es mucho menos popular, con lo que puede que resulte más ventajoso tentar primero al público europeo, y si el producto tiene éxito aquí, como cabe esperar, eso sirva de anzuelo para el mercado americano.
"La aventura continúa"... uno de los habituales scherzos de John Williams
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