Dirección David Leitch Guion Zak Olkewicz, según la novela de Kotaro Isaka Fotografía Jonathan Sela Música Dominic Lewis Intérpretes Brad Pitt, Joey King, Aaron Taylor-Johnson, Brian Tyree Henry, Andrew Koji, Hiroyuki Sanada, Michael Shannon, Sandra Bullock, Bad Bunny, Logan Lerman, Zazie Beetz Estreno en España y Estados Unidos 5 agosto 2022
Hubo un tiempo en el que incluso los títulos de las canciones se traducían en nuestro país. Sin ir más lejos, el éxito de los Bee Gees con el que se inicia esta película, en una versión oportunamente exótica, Stayin’ Alive se llamó aquí Viviendo. Ahora, aunque España sigue siendo un país analfabeto en idiomas (y en otras asignaturas también), nuestros distribuidores prefieren los títulos originales, por muy bien que hubiese resultado llamar a este engendro Tren bala.
Después de ver el tráiler infinidad de veces (los asiduos al cine estamos condenados a una publicidad agotadoramente repetitiva), por fin podemos ver en pantalla grande la versión larga, que es lo que ofrece esta cinta que una vez más ha merecido, para sorpresa de propios y extraños, el beneplácito de una crítica sospechosamente acomodada. Y es que no vemos en este disparate motivo alguno para el regocijo, puede que porque seamos muy mayores para compartir esta cultura de la extrema violencia y el disparate sin tregua que se ofrece incluso como artefacto ingenioso y vehículo apto ¡para la comedia!, por mucha sangre y vísceras que vuelen ante nuestros ojos. Está claro que todo está construido robóticamente a imagen y semejanza de una generación que ha crecido a la sombra de los videojuegos y las franquicias de la exageración y el dislate, como ese Fast and Furious o aquel Deadpool de las que el director David Leitch se ha curtido en alguna de sus secuelas. Ser el doble de acción de Brad Pitt también le habrá servido a la hora de recibir su apoyo económico.
Lo cierto es que ni su dirección artística nos ha convencido, con lo que podría haber dado de sí una trama de intriga y venganza al más puro estilo Sergio Leone pero con estética en el guion y la puesta en escena de Tarantino, en un tren que debería ir abarrotado de gente, pero en el que lo único que abundan son los asesinos a sueldo. Una canción compuesta por el autor de la banda sonora, Dominic Lewis, en cuyo trabajo también se atisba el estilo Morricone, cantada por Alejandro Sanz en plan Chavela Vargas, y la participación en el reparto del rapero Bad Bunny, además de un divertido reverso de protagonismo con respecto a la reciente La ciudad perdida, y algún que otro simpático cameo, dan idea de lo estudiada que está la empresa para encandilar a ese público irresponsable e inconsciente al que va dirigida.
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