lunes, 21 de marzo de 2011

Crónicas del FeMÁS (y VII)

RECTA FINAL CON MARCADO SABOR HISPALENSE



Cabría reprochar a Fahmi Alqhai programarse a sí mismo y al conjunto que lidera en el Festival que dirige, pero también cabría preguntarse si sólo por cuestiones de mera ética protocolaria debiéramos prescindir de uno de los talentos más singulares de nuestro panorama musical y por extensión de una amplia representación de los grandes músicos que desde hace más de una década han convertido a Sevilla en cuna de una Edad de Oro de la interpretación de música antigua; una movida sin tanta repercusión mediática como la del pop madrileño de los 80 pero con mucho relieve.

Con el contenido del primero de sus tres trabajos discográficos, centrado en obras del primer barroco italiano sobre las penurias del amor, la formación Accademia del Piacere se reencontró con el público sevillano el sábado 19 de marzo en la sala que ellos mismos inauguraron hace un mes. La revisión de estas piezas no estuvo sin embargo al mismo nivel que el disco de referencia, donde residía una mayor sutileza y elegancia y un más depurado nivel técnico.

Mariví Blasco, ahora sin el apoyo del tenor Juan Sancho, exhibió continuos cambios de color y tono, y aunque en estilo, falta de esmero en la articulación y la vocalización. A  un poco memorable Si dolce é’l tormento de Monteverdi, de fraseo entrecortado y escasa emotividad, hubo que sumar sin embargo un fresco y ágil Damigella tutta bella de Stefano Landi, apoyado siempre en su incontestable hermoso timbre. En la parte instrumental cabe destacar el trabajo en las disminuciones de Vicente Parrilla a la flauta, la creatividad de Álvaro Garrido en la percusión, la exquisitez de Miguel Rincón en la cuerda pulsada y la enorme versatilidad de Alqhai en la viola. Merece también mencionarse al actor Jesús Fuente y su recital poético. La actitud divertida y amena de los músicos, fruto de su indudable capacidad de disfrute, resultó agradecida pero algo inapropiada para cantar a la perfidia del amor.

Otro motivo de orgullo para la ciudad es contar con una segunda orquesta barroca, la que forman los jóvenes integrantes de Archivo 415, que desde 2008 aplican criterios historicistas a sus interpretaciones de música fundamentalmente barroca. En el concierto matinal que ofrecieron el domingo 20 en Santa Clara, bajo dirección de Leo Rossi, que fue miembro fundador de la Orquesta Barroca de Sevilla y actualmente toca el violín en la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, el conjunto hizo un acertado recorrido por las tendencias musicales europeas de los siglos XVII y XVIII, desde el británico William Boyce al imprescindible francés Jean-Baptiste Lully, pasando por Alemania (Händel) e Italia (Albinoni). Algún apuro en la por otro lado excelente cuerda, según confesión del propio Rossi por el calor reinante en la sala de Santa Clara, no deslució una propuesta llena de carisma, entusiasmo y solvencia, en la que brilló sobre manera el oboe de Jacobo Díaz en el Concierto Op. 9 No. 2 del autor del célebre Adagio, así como el fagot del profesor Luis Castillo, que repitió en el concierto que a continuación, en la misma sala, ofreció el Coro Barroco de Andalucía con música de Tomás Luis de Victoria. Si algún pero habría que hacerle a esta formación es el irregular dominio técnico en las flautas, algo que confiamos no sea más que una deficiencia coyuntural.

Giuliano Carmignola
El concierto de clausura de esta 28ª edición del FeMÁS, el pasado domingo 20 de marzo en la Sala Joaquín Turina de la Fundación Cajasol, quedará en la memoria por dos motivos fundamentales; por un lado, la personalidad arrolladora y el talento ilimitado de Giuliano Carmignola, violinista de enorme solvencia que tomó la batuta y nos dio una lección magistral de agilidad, musicalidad y brillo en sus solos tanto en el Concierto de Mendelssohn, no el famoso en mi menor sino uno de primerísima juventud en re menor de escasa divulgación, y en el Rondó en La mayor D438 de Schubert, una obra aún clásica pero de claras connotaciones prerrománticas.

El otro motivo de memorabilidad fue el programa elegido, completado con dos Sinfonías para cuerdas de Mendelssohn, pues aunque se trate de obras enmarcadas dentro del clasicismo, de clara inspiración mozartiana, debido a la corta edad de sus autores al escribirlas, la Orquesta Barroca de Sevilla nunca antes había llegado más allá de Haydn y el genio de Salzburgo. Las prestaciones de la cuerda, con su brío y entusiasmo característico, demuestra una vez más el momento de altísimo nivel musical que vivimos en la ciudad.

Parte de esta crónica ha sido publicada en El Correo de Andalucía el 21-3-2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario