Crítica de música
Recital líricos de Mariella Devia. Max Bullo, piano. Programa: Obras de Chopin, Charpentier, Liszt, Massenet, Gounod, Bellini, Donizetti, Verdi
Teatro de la Maestranza. Sábado 30 abril 2011
En una semana de celebraciones para el Maestranza, el teatro se volvió a vestir de gala para recibir a la soprano italiana Mariella Devia, original de una región que es en sí un espectáculo para todos los sentidos, la Liguria. Familiarizada con nuestro coliseo, en el que ha cantado en al menos otras tres ocasiones, la última hace dos años con Tancredi de Rossini, la diva no acusó ningún atisbo de fatiga a pesar de enfrentarse a un programa duro y exigente con un problema de salud, y de sufrir la interrupción del recital cuando se acercaba al final de la primera parte por la indisposición de un espectador.
Su voz es aún hoy, cuando sus años de gloria sobrepasan tres décadas, un prodigio de emisión y potencia, rica en colores y matices, de impecable afinación y muy compleja ornamentación, un fraseo claro y muy fluido que modula con elegancia y una muy curtida preparación, todo lo cual justifica que siga considerándosele en la actualidad una de las máximas autoridades del bel canto.
No hay en ella exhibición circense o sobrenatural ni tampoco excesos en emotividad o delicadeza. La suya es más bien una voz sometida a una exigente disciplina, lo que sumado a las portentosas cualidades de su instrumento, logra milagros como el del sábado, embelesando a sus numerosos seguidores. Una primera parte en francés, combinando lieder y arias desde el respeto, la fidelidad y la profesionalidad, y una segunda centrada en grandes operistas italianos, recorriendo algunos de sus papeles más frecuentados, como Norma, María Estuardo y Lucrecia Borgia. Y en los bises un Puccini embriagador.
Crítica publicada en El Correo de Andalucía el 2 de mayo de 2011
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