miércoles, 10 de octubre de 2018

CHRISTOPHER ROBIN Regreso a una infancia ñoña

USA 2018 104 min.
Dirección Marc Foster Guión Thomas McCarthy, Alex Ross Perry y Allison Schroeder, según el personaje de A.A. Milne Fotografía Matthias Koenigswieser Música Jon Brion y Geoff Zanelli Intérpretes Ewan McGregor, Hayley Atwell, Mark Gatiss, Bronte Carmichael, Oliver Ford Davies y las voces (en versión original) de Jim Cummings, Brad Garrett, Nick Hammond, Peter Capaldi, Sophie Okonedo y Toby Jones Estreno en Estados Unidos 3 agosto 2018; en España 5 octubre 2018

Quizás aprovechando el inminente regreso de Mary Poppins a la gran pantalla, la insaciable Disney se ha aventurado a lanzar esta película basada en los personajes creados por Alan Alexander Milne, padre en la vida real del Christopher Robin del título, niño cuyo cariño por una osezna del zoológico de Assiniboine dio lugar a las aventuras de Winnie The Pooh y sus compañeros de peluche, entre los que se encuentran Piglet y Tigger. Todos estos personajes han tenido sus cortos y largomentrajes en la factoría Disney, pero es la primera vez que el niño, ya adulto, protagoniza una película. Para ello se ha contado con Marc Foster, que ya exploró el mundo de la literatura infantil en Descubriendo Nunca Jamás y Cometas en el cielo, antes de enfrentarse a James Bond en Quantum of Solace. Foster ha realizado para la ocasión una película tristona y aburrida, con ambientación muy similar a la que se prepara para el regreso de la famosa institutriz, y mensaje muy parecido al que arrojaba el clásico que protagonizó Julie Andrews en 1964, aquello de poner un poco de ingenuidad, magia y dulzura en nuestras grises y funcionales vidas. De hecho los dos finales son bastante parecidos, siendo Ewan McGregor (Robin) aquí el sosías de David Tomlinson (Mr. Banks) en aquella película. Naturalmente a nivel técnico la producción es satisfactoria, pero la expresividad de los personajes, humanos y animados, es limitada, derivando en una escasa emotividad y un alarmante desinterés que lastra las posibilidades de un film que podría haber sido entrañable. Nada que ver con el maravilloso Paddington.

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