lunes, 15 de octubre de 2018

LA SOMBRA DE LA LEY Un considerable esfuerzo de producción

España 2018 126 min.
Dirección Dani de la Torre Guión Patxi Amezcua Fotografía Josu Inchaustegui Música Manuel Riveiro y Xavier Font Intérpretes Luis Tosar, Michelle Jenner, Vicente Romero, Manolo Solo, Ernesto Alteiro, Paco Tous, Jaime Lorente, Pep Tosar, Adriana Torrebejano, William Miller, Fernando Cayo Estreno en Festival de Sitges 5 octubre 2018; en salas comerciales 11 octubre 2018

Tras la pericia y el talento demostrado en su debut como director de largometrajes, hace un par de años en El desconocido, una trepidante cinta de acción con la corrupción y la crisis bancaria como telón de fondo, Dani de la Torre se atreve ahora con lo que podríamos considerar una de las superproducciones más ambiciosas de la historia del cine español. La sombra de la ley (Gun City en su título internacional) reconstruye la Barcelona de la década de los veinte del siglo pasado sin prácticamente rodar en la Ciudad Condal, que curiosamente aparece como una ciudad sumida en el caos y amenazada por intervenciones militares justificadas en conspiraciones perpetradas desde el propio poder central. Con financiación de una de las grandes compañías televisivas del país, no cabe duda de que se trata, como tantas otras veces, de trasladar el universo de las series de televisión a la gran pantalla, inflando todos los ingredientes y dando al conjunto un empaque de gran producción. Con la anarquía reinante durante los estertores de la Monarquía Liberal de Alfonso XIII y el Desastre de Annual como antecedente inmediato a los episodios que se narran, la película se adentra en una convulsa Barcelona en la que la boyante burguesía empresarial se ve amenazada por las protestas de los trabajadores, y entre ellos la de quienes ejercen la violencia anarquista muchas veces animados por los propios centros de poder para auspiciar el golpe de estado de Primo de Rivera, al menos desde la óptica del guión firmado por Patxi Amezcua. Confiesa el propio de la Torre que la música de Morricone le sirvió de inspiración, no en vano hay dos referentes inequívocos en este fresco histórico, Érase una vez en América de Sergio Leone y Los intocables de Eliot Ness de Brian de Palma, ambas con música del genial compositor italiano; además, Ainhoa Arteta pone voz al estilo de Edda dell’Orso en la canción Hasta el último suspiro y algunos otros pasajes de la banda sonora. Nada que objetar a la suntuosa puesta en escena, con una impecable Barcelona de la época recreada virtualmente con todo lujo de detalle, avenidas llenas de coches de la época, y sensacionales escenarios como el club que tanto recuerda al Cotton Club de Coppola, otro referente indiscutible. En esa ciudad recreada deambulan policías corruptos, militares, gángsters despiadados y proletarios indignados en una suerte de cine negro americano que no disimula sus referentes y ambiciona jugar en primera línea de la liga de campeones. Lástima que a la pericia del realizador y su buena mano para manejar tan suculentos recursos no haga justicia un guión anquilosado, demasiado explicativo y obvio, y unas interpretaciones acartonadas y limitadas por unos personajes arquetípicos que poco o nada aportan a la hora de dar más emoción a un proyecto que lo pide a gritos, provocando un espectáculo audiovisual notable pero con una dramaturgia irregular lastrada por la frialdad de sus emociones.

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