Dirección Serge Bozon Guion Serge Bozon y Axelle Ropert Fotografía Sébastien Buchmann Música Benjamin Esdraffo, Laurent Talon y Mehdi Zannad Intérpretes Tahar Rahim, Virginie Efira, Alain Chamfort, Jehnny Beth, Damien Chapelle, Louise Ribiere Estreno en el Festival de Cannes 22 mayo 2022; en Francia 23 mayo 2022; en España 28 julio 2023
De vez en cuando, el actor y guionista Serge Bozon dirige una película. De sus cuatro títulos anteriores en este cargo sólo apreciamos haber visto la excéntrica comedia Madame Hyde, con una divertida Isabelle Huppert como protagonista. Aquello tenía su gracia, ésta ninguna. Tampoco es que lo pretenda, quizás lo único que intente es analizar desde un prisma contemporáneo la mítica figura del Don Juan, el que inmortalizaron Tirso de Molina, Zorrilla, Mozart y Moliére. La cinta está más cerca de este último que de los anteriores, aunque se permita utilizar en su banda sonora la obertura de la más famosa de cuantas óperas se han compuesto sobre el personaje, en unas versiones antiquísimas que dan buena muestra del carácter extravagante y caprichoso de la función.
Desde luego para Tahar Rahim (Un profeta) y Virginie Efira (Benedetta) se trata de un capítulo muy particular de sus filmografías, especialmente por el carácter premeditadamente bizarro de la propuesta. Los referentes son relativamente claros, con la comedia musical al estilo Jacques Demy y la puesta en escena híbrida entre la austeridad de un Rohmer y el colorismo de Leconte, Bozon no encuentra sin embargo el tono justo para llevar a buen puerto su irritante e insufrible oferta, que ni acierta en analizar el mito del conquistador impulsivo en tiempos modernos, ni a empoderar a una Julie/Elvira que aparque el carácter rancio del original, ni a situar en su justa medida el personaje del padre/comendador y su diabólica venganza que aquí no lo es tanto.
Pero mientras la siempre exquisita Efira encaja en su papel, Rahim no lo hace en absoluto, y parece todo el tiempo ausente y falto de inspiración, incluso cuando canta no mal del todo las nada estimulantes canciones que firma Benjamin Esdraffo. Al final lo que más nos sorprende es nuestra capacidad de resistencia, siempre a la espera de que en algún momento surja un rayo de inspiración que justifique haber sufrido tan soporífera y ridícula experiencia, más allá de disfrutar de sus carismáticos protagonistas, que en el caso de ella se multiplica en diversas facetas y aspectos, como si de una muñeca Barbie se tratase.
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