miércoles, 15 de junio de 2011

ZAHIR ENSEMBLE CONSOLIDA SU ESPACIO EN LA CIUDAD

II Ciclo de Música Contemporánea de Cajasol. Zahir Ensemble. Director: José María Sánchez-Verdú. Programa: Contrapuntos I-IV de El arte de la fuga de Bach; Etwas Ruhiger im Ausdruck de Donatoni; Tauromaquias, Hekkan I y Arquitecturas del límite de Sánchez-Verdú. Sala Joaquín Turina del Centro Cultural Cajasol, martes 14 de junio de 2011

Zahir Ensemble hace un par de años en el Teatro
Central, con Óscar Martín al piano
Con dos ciclos y un tercero ya programado, Zahir Ensemble, el grupo liderado y fundado por Juan García Rodríguez en 2005, ha consolidado definitivamente su lugar dentro de la cultura musical hispalense, dotando a la ciudad de una formación dedicada casi exclusivamente a la poco divulgada y apreciada en estas lides música contemporánea, que se une a las espléndidas formaciones con las que cuenta Sevilla en materia de música sinfónica y música antigua.

Lástima que la presencia en el concierto de clausura de este segundo ciclo del prestigioso, muy reconocido y valorado algecireño José Mª Sánchez-Verdú no obtuviera una mayor divulgación; ni siquiera se podía apreciar en las marquesinas del teatro ninguna referencia al compositor. La escasa afición del público sevillano a la música seria de los últimos cincuenta años, a pesar de las diversas manifestaciones que se producen en esta urbe a lo largo del año, con el ciclo del Teatro Central a la cabeza, se puso en evidencia en un concierto gratuito y sin embargo no muy atendido, y con numerosas deserciones durante el mismo. Algo absolutamente injusto, especialmente tratándose de una personalidad con tanta categoría internacional; ni siquiera nuestras autoridades musicales aprovecharon la ocasión de disfrutarlo aquí en su doble faceta de autor y director, y con un programa diseñado por él mismo.

Para ello partió de El arte de la fuga de Bach, prodigio del constructivismo y el estructuralismo musical, válido para toda formación instrumental, de lo que Sánchez-Verdú sacó buen partido, combinando cuerda, metal y piano solista, según cada uno de los cuatro contrapuntos interpretados. Los jóvenes integrantes del conjunto dieron buena cuenta de su correcta y precisa técnica, sin tener que demostrar excesivas aptitudes emocionales, no demandadas. Estas intemporales piezas se alternaron con extraordinarias composiciones de Franco Donatoni y el propio Sánchez-Verdú. Del primero, una obra inusualmente desenfadada y humorística para pequeño conjunto de viento y cuerda, defendida con notable eficacia. El segundo aprovechó la ocasión para estrenar por separado de su ciclo Lux ex tenebris, dedicado a Goya, las tres Tauromaquias, piezas con las que el autor evidencia un profundo análisis de las posibilidades tímbricas y expresivas de instrumentos convencionales sometidos a sonidos inusuales. Por los mismos derroteros y con resultados siempre sorprendentes, deambularon Hekkan I, sólo para metales, cuya interpretación en Cajasol supuso su estreno en España, y la obra Arquitecturas al límite, sometida continuamente a alteraciones desde su concepción en 2005, haciendo gala de su naturaleza como Work in progress (trabajo en desarrollo), cuya intensidad emocional funciona en proporción inversa a su breve duración.

Siempre es posible una interpretación más depurada, precisa y diáfana de cada pieza, pero eso no nos impide congratularnos con la excelente labor desempeñada por el conjunto, que en su todavía corta historia ya ha alcanzado grandes logros en este pobre seguimiento andaluz. Cabría no obstante hacerle una recomendación: que actualicen su espléndida en cuanto a diseño página web, anclada en la temporada del 2009.

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