miércoles, 1 de junio de 2011

PEQUEÑAS MENTIRAS SIN IMPORTANCIA y todo lo demás tampoco la tiene

Titulo original: Les petits mouchoirs
Francia 2010 154 min.
Dirección y guión Guillaume Canet Fotografía Christophe Offenstein
Intérpretes François Clouzet, Marion Cotillard, Benoît Magimel, Gilles Lellouche, Jean Dujardin, Laurent Lafitte, Valérie Bonneton, Pascale Arbillot, Joël Dupuch, Anne Marivin, Louise Monot, Hocine Mérabet Estreno en España 27 mayo 2011

Más conocido por su faceta de actor, Guillaume Canet ha cosechado un enorme éxito de público en su país con su tercera película como director, tras Mon idole y Ne le dis à personne. También parte de la crítica se ha rendido a sus pies por contarnos, con todo tipo de imposturas e incoherencias, las relaciones egoístas e interesadas de un grupo de amigos alrededor de los cuarenta años, e intentar convencernos de que aquello de lo que nos habla es un mal endémico en nuestra sociedad, que esto es lo que abunda y que estamos afectados de una enfermedad degenerativa que se llama egocentrismo. Porque no es coherente la admiración que desprende el irritante personaje de François Clouzet (una suerte de Dustin Hoffman francés que ya trabajó con Canet en su anterior película) en uno de sus amigos, ni que el grupo decida no abortar sus vacaciones a pesar del grave accidente sufrido por uno de sus integrantes, para después profesarle auténtica devoción. Y tampoco nos vale que retrate todo tipo de estereotipos de miseria humana, empezando por la guay Cotillard y el mujeriego Lellouche, y al mismo tiempo coloque a su alrededor gente supuestamente válida que les profese igualmente un inmenso cariño. Para hacer análisis serio hay que ser riguroso y convincente, y Canet lejos de conseguirlo parece conformarse con hacer reír y llorar al público a partes iguales. Claro que ahí está el éxito comercial de la empresa, y no en sus intrascendentes episodios, manías, histerismos y fueras de tono. Muchas veces se dice que a los amigos se les elige, la familia te viene impuesta; pues estos amigos son más infames que la peor de las familias impuestas. Para hablarnos de amistades ya tenemos la lúcida reflexión de Lawrence Kasdan y su Reencuentro y la menos lograda y acaso también irritante Los amigos de Peter de Kenneth Branagh. Tenernos dos horas y media soportando a estos impresentables y que encima le riamos la gracia es imperdonable. Y que además todo se ilustre con música americana de finales de los 60 otra incoherencia, pues a éstos les pegaba más la de los 80.


La versión del clásico de Sinatra "My Way" que hizo Nina Simone se incluye en la BSO de esta película

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