viernes, 3 de junio de 2011

La Sinfónica de Sevilla firma con Plasson el exótico último capítulo de esta temporada

15º Concierto de abono de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Michel Plasson, director. Programa: La oración del torero de Turina; Shéherazade, tres melodías para voz y orquesta, de Ravel; Sheherazade de Rimsky-Kórsakov. Teatro de la Maestranza, Jueves 2 de junio de 2011

El veterano Michel Plasson, maestro
de la gesticulación
A falta de unos días para conocer la programación de la próxima temporada, ésta nos ha sabido a poco, porque los conciertos han sido menos y porque se han sucedido demasiadas piezas muy populares y muy trilladas con el pretexto de concentrar más público frente a la taquilla. Es el caso de la Suite Sinfónica Scherezade de Rimsky-Korsakov, con todo una obra maestra de la composición y, sobre todo, de la orquestación, que en manos de Michel Plasson sonó con una transparencia y un brillo prodigiosos, poética cuando la partitura lo requería, enérgica y entusiasta cuando lo demandaba, y con una respuesta excelente por parte de la ROSS. Por momentos pareció imponerse un estilo hedonista, ensimismado en la belleza de las líneas, propio de un director especializado en la música de su patria, y muy especialmente en el impresionismo. Pero eso no afectó a la hora de poner énfasis en la acción y la espectacularidad de esta archiconocida página, con la cuerda perfectamente arpegiada para recrear la necesaria sensación de navegación y naufragio que acompaña a Simbad, y extrayendo del concertino Eric Crambes una participación memorable, llena de lirismo y sensibilidad, para ilustrar a la famosa narradora de cuentos.

Plasson, como su compatriota Soustrot, suele frecuentarnos de vez en cuando, si bien en esta ocasión hemos tenido que esperar más de tres años para volver a disfrutar de su profesionalidad, reconvertida en genialidad cuando abordó La oración del torero de Turina, una de esas piezas cuyo placer aumenta con cada nueva audición, y en la que Plasson mimó hasta el más mínimo detalle, estilizando el ya leve y sutil de por sí pasodoble e inundando de lirismo místico y contenido el resto de la obra.

Personalmente sólo conocía las tres canciones de Ravel basadas en textos de Tristan Klingsor sobre la heroína de Las mil y una noches cantadas por voz de soprano, pero descubrirlas en versión de la mezzosoprano francesa Béatrice Uria-Monzon ha sido una muy agradable sorpresa. Logró cautivarnos con su voz perfectamente colocada y moldeada, de timbre denso y profundo pero sin excesos. Sobrada tanto en registros graves como en los más agudos, derrochó lirismo mientras Plasson dibujaba un acompañamiento orquestal exótico y sensual, atento a la ornamentación orientalizante de las melodías sin renunciar a la sutileza impresionista de clara raigambre raveliana. El público, agradecido por tantas veladas de placer, aplaudió muy generosamente a la cada vez más excelente orquesta.


"L'indifférent", tercera y última de las melodías de "Shéherazade" que compuso Ravel, en interpretación de Barbara Hendricks con John Eliot Gardiner y la Orquesta de la Ópera de Lyon

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