viernes, 26 de mayo de 2023

MARTÍNEZ-PIERRET BAJO UNA LLUVIA DE PARTITURAS

Rasgando el silencio: Ciclo de mujeres compositoras. Caleidoscopio (25 compositoras, 25 piezas breves para piano). Carmen Martínez-Pierret, piano. Programa: Piezas de Fanny Hensel-Mendelssohn, Elisabeth von Herzogenberg, Ethel Smyth, Clara Schumann-Wieck, Marie Bigot, Hélene de Montgeroult, Marie Jaëll, Teresa Carreño, Chiquinha Gonzaga, Agathe Backer Grondahl, Cécile Chaminade, Pauline Viardot, Mel Bonis, Amy Beach, Nadia Boulanger, Lili Boulanger, Geremaine Tailleferre, Dora Pejaceviç, Madeleine Dring, Marion Bauer, Mana-Zucca, May Aufderheide, Pauline Alpert, Dana Suesse y Margaret Bonds. Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza, jueves 25 de mayo de 2023


Dos temporadas lleva
Carmen Martínez-Pierret, con la complicidad del violonchelista Israel Fausto en tareas de organización y coordinación, acercando al público sevillano la música compuesta entre finales del siglo XVIII y mitad del XIX por mujeres, y sometida consiguientemente al olvido y el ostracismo. Un trabajo ingente y agotador que culminará la próxima temporada del Maestranza, conocida hace apenas un par de semanas. Para poner el broche final a ésta, la infatigable pianista echó mano nada más y nada menos que de veinticinco compositoras, muchas de ellas ya abordadas en anteriores programas, ahora con partituras inéditas en las manos de la pianista, en un ejercicio muy similar al que en diciembre convocó a diecisiete mujeres cuyas canciones fueron entonadas por Delphine Mégret. Habiendo leído que fueron pocos quienes atendieron la segunda entrega de las partitas de Bach por Cécile Frisch en el Turina, y considerando que tampoco Martínez-Pierret contó con el nutrido público habitual, no pareció ayer ser un día propicio en Sevilla para la música en directo.

Aprovechando una vez más su doble faceta como intérprete y divulgadora, no cabe sino admirar a Carmen Martínez-Pierret por afrontar tan titánico trabajo de manera además muy aguerrida y ejemplar. No veía el final del camino y sin embargo mantenía el buen pulso, el dinamismo y la ilusión que informó el proyecto desde el principio. Entre las más reconocidas y valoradas emergieron de nuevo Fanny Mendelssohn, con una introducción en forma de Melodía que la pianista tradujo con delicadeza y considerable refinamiento, Clara Schumann en un ejercicio tan riguroso como endiabladamente complejo (Toccatina de sus Soirées musicales) y Pauline Viardot, única que podríamos considerar veladamente española entre tantas compositoras francesas y algo menos norteamericanas, de quien interpretó con gracia y desparpajo una Sérénade de aires zarzueleros con sus trinos, abundantes arpegios y ornamentaciones de diversa índole.


Todas estas artistas conocieron en su momento el reconocimiento suficiente como para vivir profesionalmente del medio, y se codearon con algunos de los nombres más insignes de la composición musical de su época, lo que no ha bastado para condenarlas en su mayoría a un olvido del que artistas tan apasionados como Pierret e Israel intentan rescatarlas. Sin atisbo de fatiga y aprovechando cada pausa entre bloques, organizados por lazos sentimentales, géneros musicales, nacionalidades y otros parámetros, para ilustrar sobre las autoras y sus creaciones, la pianista y musicóloga desgranó la sensibilidad de Elisabeth von Herzogenberg, la intensidad de la sufragista Ethel Smyth, la rabiosa técnica de Marie Jaëll, el ritmo contagioso de Chiquinha Gonzaga, la sencillez de Agathe Backer Grondal, el color de la estadounidense Amy Beach, el contraste anímico entre las hermanas Nadia y Lili Boulanger, el ragtime contagioso y bien articulado de la británica Madeleine Dring y la americana May Aufderheide, y el swing brillante de Pauline Alpert y Dana Suesse, hasta desembocar en un intenso y arrebatado arreglo de espiritual negro Troubled Water a cargo de Margaret Bonds. Un amplio muestrario de talentos que tuvieron que lidiar con estigmas y prejuicios, y que sirven todavía para abrir la vía a una lucha a la que desgraciadamente aún le quedan muchas batallas que ganar.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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