Guion y dirección Halina Reijn Fotografía Jasper Wolf Música Cristobal Tapia de Veer Intérpretes Nicole Kidman, Harris Sickinson, Antonio Banderas, Sophie Wilde, Esther McGregor, Victor Slezak, Vaughan Reilly Estreno en el Festival de Venecia 30 agosto 2024; en Estados Unidos 25 diciembre 2024; en España 17 enero 2025
Rostro conocido del cine y al televisión holandesa, Halina Reijn dio el salto a la dirección con Instinto, para inmediatamente después ser seducida por el cine estadounidense con Muerte, muerte, muerte, películas desconocidas entre nosotros y nosotras. Ahora, con su segundo largometraje en Hollywood, apunta más alto, encargándose también de un guion que reproduce una historia que en el cine de los ochenta y los noventa tuvo mucho predicamento, la del deseo y la satisfacción a través del sexo en mujeres de cierta edad y trayectoria. Nicole Kidman, premiada en Venecia por un trabajo ciertamente hipnótico, de esos que justifican una película y provocan la atención involuntaria del espectador y espectadora, interpreta a una ejecutiva del altos vuelos, en una empresa dedicada a la inteligencia artificial, casada con un director teatral al que da vida Antonio Banderas, que si no fuera por cierto protagonismo al final de la cinta, se trataría de otro de esos papeles que le encomiendan en Hollywood de pasaba por ahí.
Un joven becario pondrá patas arribas la vida de la aburguesada ejecutiva, cuando descubra que ese deseo tanto tiempo dormido puede aflorar y en la forma más insospechada. La cinta podría entonces haberse convertido en un hábil juego de seducción en el que los papeles ejercidos en lo laboral se invirtieran en la supuestamente atrevida y perversa intimidad. Pero poco o nada sucede de verdadera sustancia y trascendencia, mientras los y las espectadoras nos vamos sumiendo en un sopor considerable, y la trama empieza a dar vueltas sin saber bien hacia dónde ir.
Una vez más, nos encontramos ante un universo atractivo para distraer conciencias, sustituyendo reyes, reinas y princesas por gente de las altas esferas en lo económico y lo empresarial, una nueva aristocracia donde los sueños de un adormecido proletariado son más fáciles de controlar. Y en ese contexto, las aventuras amorosas y presuntamente eróticas de Kidman y Harris Dickinson (El triángulo de la tristeza, La chica salvaje, Blitz) se diluyen sin efecto alguno, por mucha carne, literalmente en el asador, que ponga la atribulada y operada actriz. Si acaso logra provocar cierto debate sobre dónde están los límites del consentimiento en las relaciones sexuales.
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