domingo, 12 de enero de 2025

ROBOT SALVAJE Buenas intenciones lastradas por la violencia

Título original: The Wild Robot
USA 2024 98 min.
Guion y dirección
Chris Sanders, según el libro de Peter Brown Fotografía Chris Stover, animación Música Kris Bowers Intérpretes Lupita Nyong’o, Pedro Pascal, Kit Connor, Stephanie Hsu, Mark Hamill, Catherine O’Hara, Bill Nighy, Ving Rhames Estreno en el Festival de Toronto 27 septiembre 2024; en Estados Unidos 8 septiembre 2024; en España 11 octubre 2024


A estas alturas, si no fuera por la irrupción de esa maravilla técnica y emocional que es Flow, esta película sería saludada definitivamente como la mejor producción animada del año pasado. Así parecieron recibirla críticos de todo el mundo. Lamentablemente no podemos sumarnos a ese entusiasmo generalizado, aunque tampoco somos ajenos a sus logros y méritos. Con una técnica depuradísima, que combina texturas digitalizadas con otras que imitan razonablemente las tradicionales analógicas, a menudo inspiradas en la acuarela, Dreamworks suma este paradigmático robot femenino a personajes de su factoría ya tan familiares como Shrek, el gato con botas, los Croods o Hiccup y su dragón, logrando altas cotas de sentimentalismo pero sin renunciar a la molesta y recurrente violencia a la que apenas encontramos producciones hollywoodienses capaces de resistirse.

En Robot salvaje, última creación de Chris Sanders, responsable de personajes como los mencionados Croods o Lilo y Stitch, y director del western con Harrison Ford y perro también digitalizado La llamada de lo salvaje, asistimos a la inteligencia artificial al servicio de grandes gestas despreciadas por el ser humano, como la lucha anticlimática o la solidaridad como única arma para enfrentarse el enemigo común. Reconforta un arranque en el que los animales casi se comportan como tales, prescindiendo de la arcaica fábula que los convierte en variaciones humanoidesLuego se justifica el lenguaje verbal con un programa de traducción que lleva aparejado el singular robot, lo que no justifica su comportamiento humanizado. Y a partir de ahí seguimos las andanzas del personaje, su instinto maternal y su capacidad de conciliación y resiliencia frente al abuso del poder y la economía.

Pero todo acaba resultando excesivamente infantil y sentimentaloide, lo que hace que su recurrente violencia sea aún más peligrosa e inconveniente. Sus logros técnicos y sus buenas intenciones quedan así ensombrecidas por su inevitable recurso hacia la destrucción y el caos, por mucho que ésta sea su principal denuncia. Una descomunal banda sonora de Kris Bowers, asociado a trabajos más íntimos y recogidos, y un par de inspiradas canciones pop ilustran el conjunto con acierto y significación.

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