Galán
participa habitualmente en los espectáculos líricos de la Compañía Sevillana de Zarzuela, otro de los entes organizadores de
esta velada, que se completa con la Fundación
Cajasol, en cuyo teatro tuvo lugar el acontecimiento. También hemos podido
disfrutar de su canto en conciertos de la Sinfónica Conjunta y montajes de
música contemporánea de la mano de Zahir Ensemble. Se trata por lo tanto de una voz muy polifacética que en esta
ocasión se enfrentaba a un repertorio más cerca de la lírica típicamente
española que del meramente experimental.
Con
éste han sido tres los programas
íntegramente dedicados al compositor sevillano durante los meses que ha
durado esta original y oportuna Ruta Turina coordinada por Rafael Ruibérriz, el
que concitó a diversos agentes culturales de la ciudad en torno a su música
religiosa en el Templo del Salvador, el que el Cuarteto Isbilya dedicó a su
reivindicable música de cámara, y el que anoche
se centró en la creación lírica del autor de Danzas fantásticas.
Dos
óperas, otra incompleta, un ciclo de canciones, una saeta y un poema que ya se pudieron escuchar en paradas anteriores
de esta ruta, conformaron un ecléctico programa abordado sin embargo desde una estética bastante homogénea. Galán
lució voz rotunda y poderosa, muy bien proyectada y capaz tanto de refulgentes agudos como de profundos graves siempre
audibles.
Sin
embargo acusó un estilo demasiado
temperamental, lo que provocó cierta falta de sintonía con una gramática
instrumental traducida en un piano
delicado de tintes impresionistas y acordes llenos de sensibilidad, algo a
lo que Molina se prestó con bastante acierto, no obstante el exceso de ambición
que evidencian piezas como Plazoleta de
Sevilla en la noche del Jueves Santo, más conocida como Marcha de Margot, y El triunfo de Afrodita, de la misma obra.
Donde
más brilló la gracia y el talento de la
soprano fue en el Couplet de Margot,
repetido como bis, mientras se mantuvo recia y dolorosa en la Saeta en forma de Salve a la Virgen de la
Esperanza, y muy en estilo en Cantares,
de Poema en forma de canciones,
siempre con el acompañamiento mayormente
refinado de Molina.
La
intención es que este recuerdo a la figura y el genio del compositor sevillano
se perpetúe en el tiempo y la Ruta
Turina se convierta en cita anual. Cabe mencionar que Turina siempre ha
contado con el respeto y la admiración, en continua renovación, del público
aficionado sevillano. El primer concierto de los fenecidos Encuentros de Música
de Cine que se grabó fue una integral suya dirigida por Antón García Abril,
mientras para recordar el cincuenta aniversario
de su muerte, Margot se
interpretó completa en versión de concierto en Sevilla y Córdoba. Tanto este
título como Jardín de Oriente fueron
recuperados por José Luis Turina, nieto del homenajeado y principal valedor de
su patrimonio.
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