Hace unas semanas se publicaba en ABC de Sevilla una esperanzadora noticia sobre el futuro del antiguo Cine Lloréns de la Calle Sierpes. La Asociación de Amigos del Cine proponía reconvertirlo en Filmoteca; claro que no se trataba más que de una declaración de intenciones, sin ningún contacto establecido entre dicha asociación y la empresa que gestiona en el local desde hace ya muchos años unos juegos recreativos. No parece que el negocio les vaya mal, y menos en época de crisis en el que la búsqueda de la suerte cobra un mayor relieve.
Pero la idea era estupenda. Son pocas las grandes ciudades europeas que no cuentan con un centro especializado en la divulgación de la cinefilia, con proyecciones de películas menos comerciales, de nacionalidades exóticas o simplemente clásicas. Generalmente se acompañan de estupendos salones de ocio, buenos restaurantes regados con un sabor inequívocamente cinéfilo, tiendas de DVD’s, libros y discos, etc. Todo lo cual encontraría un magnífico escenario en el bellísimo cine-teatro de una de las arterias principales de Sevilla. La infraestructura y el diseño arquitectónico de la sala están perfectamente respetados, conservando toda su belleza ornamental de inequívoco estilo mozárabe.
Posiblemente hace unos años hubiera sido impensable en términos económicos una empresa de estas características, dado que no existía un público que lo demandase. Pero hoy que se ha consolidado una oferta de cine en versión original con una exitosa respuesta de público, materializada por ejemplo en el hecho de que un mes después de su estreno en versión doblada, la llegada de El discurso del Rey a las pantallas del Avenida haya generado tanto entusiasmo entre el público, da esperanzas sobre una respuesta satisfactoria en nuestra ciudad de un centro cultural de las características que estamos proponiendo.
Sin embargo, y es la otra cara de la moneda, la Cinemateca UGT languidece alarmantemente. Tras tantos años de magnífica programación, cuidados ciclos y acercamiento a un cine diferente, las proyecciones se suspendieron hace unos meses con el fin de retomarse ahora. Sin embargo un comunicado de su principal artífice, Manuel Gómez, hace decrecer las esperanzas sobre la recuperación de tan valiosa empresa. Claro que el emplazamiento y las condiciones técnicas de sonido y audio del local situado en la Avenida Blas Infante, pueden ser en gran medida responsables de la escasa respuesta del público. Quizás la solución sería fusionar las intenciones de la Asociación de Amigos del Cine y la Cinemateca, con ayuda de las instituciones y el compromiso y la satisfacción de la sociedad gestora de los recreativos.
Nuestra esperanza es que crezca la cinefilia en Sevilla y recuperemos así locales históricos de la ciudad, como ya hizo Jesús Quintero con el que fue el primer teatro creado directamente para cine, el Pathé. Por cierto, el colmo de lo maravilloso sería que nuestras autoridades se volcasen en la recuperación del espléndido Teatro Coliseo. ¿Utópico? Quizás no tanto.
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