Crítica de Cine
VALOR DE LEY (True Grit)
USA 2010 108 min.
Guión y dirección Joel y Ethan Coen, según la novela de Charles Portis Fotografía Roger Deakins Música Carter Burwell
Intérpretes Jeff Bridges, Hailee Steinfeld, Matt Damon, Josh Brolin, Barry Pepper, Ed Corbin
Intérpretes Jeff Bridges, Hailee Steinfeld, Matt Damon, Josh Brolin, Barry Pepper, Ed Corbin
Estreno 11-2-2011
La única diferencia casi que existe entre la versión que Henry Hathaway dirigió de la novela de Charles Portis Agallas en 1969 y ésta que nos presentan ahora los hermanos Coen, es la misma que existe entre el Réquiem de Mozart dirigida por Karajan o por William Christie; es decir, que radica en el historicismo; la partitura es la misma, lo que cambia es el rigor de ambientación con el que es abordada, los instrumentos y el estilo interpretativo. Así, si a finales de los 60 los cowboys llevaban vaqueros de hippies y melena a la moda, desde hace algunas décadas el cuidado por vestuario, maquillaje y decorados se ha vuelto más riguroso y atento. Eso es todo, porque seguimos asistiendo al mismo espectáculo reaccionario y violento, en el que la rabia, el rencor y la venganza se convierten en valores de la mano de unos autores encumbrados en su particular olimpo, que desde hace mucho, o desde siempre, no hacen sino justificar e ilustrar esa violencia latente en la sociedad y cultura americanas. No hay atisbo de ironía ni crítica en este por otro lado excelentemente rodado western, sino que la furia y la violencia se desatan con naturalidad y cuentan hasta con la bendición de los cineastas. Y encima les aplaudimos. Situaciones y decorados nos resultan tremendamente familiares a quienes hemos visto la versión de 1969, si no calcados. Otra posible diferencia, ésta más pequeña, con la anterior versión, es que aquélla tenía un tono épico y un sentido del humor que amortiguaba los efectos de su mensaje ultraconservador, mientras los Coen han optado por un tono grave y severo que no hace sino potenciar tan peligrosa propuesta. Cierto que artísticamente el film ofrece indudables valores, como la ya comentada ambientación o su exquisita fotografía, además de unas interpretaciones excelentes. Pero mientras la de Hathaway sólo mereció dos nominaciones al Oscar (actor y canción), y la primera se transformó en premio seguramente por la veneración que despertaba John Wayne (Bridges exhibe más talento interpretativo que su predecesor y seguramente no tendrá premio), este innecesario (e incluso inconveniente) remake ha logrado diez distinciones en los premios más célebres del mundo cinematográfico. Paradójico y lamentable.
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