USA 1968 24 min.
Dirección Saul Bass Guion Saul Bass y Mayo Simon Fotografía Erik Daarstag
Música Jeff Alexander
SUCESOS EN LA IV FASE
Título original: Phase IV
Reino Unido 1974 83 min.
Dirección Saul Bass Guion Mayo Simon Fotografía Dick Bush Música Brian Gascoigne Intérpretes Michael Murphy, Nigel davenport, Lynne Frederick, Alan Gifford, Robert Henderson, Helen Horton

En el corto oscarizado Bass, haciendo acopio de su talento visual, ofrece un vehículo experimental para cuestionar la capacidad creativa del hombre en diversos campos, desde la arquitectura a la ingeniería, pasando por la política, las habilidades sociales y por supuesto el arte, para concluir demostrando la tendencia del ser humano a enfrascarse en asuntos sin encontrar soluciones factibles a los problemas que nos acucian como colectividad, muy especialmente en el campo científico, a menudo obstaculizado por diatribas de corte filosófico y religioso. El trabajo funciona como espectáculo visual en el que se combina animación e imagen real con el uso adelantado de unos muy eficaces efectos visuales.
También eficaz en ese sentido es su visión apocalíptica en Sucesos en la cuarta fase, donde el tema de la invasión extraterrestre, el virus letal, las fuerzas del universo y el género catastrófico tan de moda en aquella época, sirven al artista para reflexionar sobre la falta de capacidad del ser humano para organizarse. Para ello plantea la posibilidad de que si las hormigas lograran desarrollar un nivel intelectual a la altura de los seres humanos, y en este caso así sucede por intervención de fuerzas cósmicas, lograrían aniquilarnos gracias a su enorme potencial organizativo y su férrea disciplina. Logra así reflejar de forma metafórica el fracaso de los humanos para ir más allá de la propia individualidad, y su falta de conciencia como grupo. Volvemos a apreciar en este insólito y experimental trabajo una puesta en escena audaz y diferente, combinando en este caso un trabajo documental de primer orden a nivel técnico con otro más perentorio de diseño artístico y efectos visuales cuyo mayor lastre resulta sin embargo una desequilibrada estructura narrativa que cae en demasiados formulismos técnicos y frecuentes caídas de tensión y momentos muertos. Nuestros avispados distribuidores, que la estrenaron en 1980, aprovecharon el título original para identificarla con la famosa película de Spielberg, con la que no guarda relación alguna.
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