Guion y dirección Fernando Guzzoni Fotografía Benjamín Echazarreta Música Chloé Thévenin Intérpretes Laura López, Alejandro Goic, Amparo Noguera, Marcelo Alonso, Daniela Ramírez, Ariel Grandón, Katy Cabezas, Nicolás Durán Estreno en el Festival de Venecia 3 septiembre 2022; en España 12 mayo 2023
Después de un par de largometrajes de moderado interés, el todavía joven realizador chileno Fernando Guzzoni salta a la consagración definitiva con este apasionante thriller que le ha valido un premio al mejor guion en el Festival de Venecia y el Colón de Oro en el de Huelva. Aparentemente se trata de un film de juicios con el abuso sexual contra menores en el seno de las instituciones políticas como telón de fondo. Pero la película de Guzzoni va más allá y pretende con éxito y contundencia erigirse en una denuncia y una justa protesta contra el desprecio de la memoria histórica que tantos supuestos demócratas abrazan como única solución a la convivencia, cuando en realidad predican el aquí no ha pasado nada y viva yo y mis circunstancias.
Blanquita es además una revisión de los iconos y mitos puramente religiosos, enmarcados en una realidad moderna pero incómoda, suburbial y residual, allí donde habitan quienes no nos importan, nos incomodan y apenas responden a nuestros intereses e inquietudes. Se trata pues de una apelación a nuestras conciencias, a que mucho tiene todavía que cambiar y apenas se ha hecho nada en algunas democracias, incluida lamentablemente la nuestra, para paliar el dolor de los desafortunados y someter a la más estricta y elemental justicia a quienes imparten sufrimiento parapetados por el poder y la fascinación que el mismo promueve.
Un concepto de nuevo mártir gravita por esta angustiosa y sobrecogedora película basada sorprendentemente en hechos reales, con un sacerdote y una joven madre dispuestos a hacer la justicia que las hipócritas instituciones políticas y religiosas no están dispuestas a conceder para no quebrantar sus cómodas posiciones. El mérito de Blanquita como producto estrictamente cinematográfico deriva de una dirección sobria y elegante, unas interpretaciones sobresalientes y un sentido narrativo inquietante y misterioso que invita a involucrarse en la trama tanto como a sentirse cómplice de la misma y dejarse llevar por el desasosiego que todo eso implica.
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