Apenas quedaron atrás los conciertos estivales del Alcázar y ya estamos dando la bienvenida a la nueva temporada musical de Sevilla, con Concha Arenal, Arnold Collado y Emilio Puch tomando la iniciativa y ofreciendo en el Teatro Cajasol que tantas veces les ha servido de escenario, el concierto inaugural de su nueva temporada cargada de ilusiones. Afianzaron la ocasión contando con Vandalia Trío, grupo que ellos mismos han apadrinado casi desde su aparición hace escasos años, y de cuyo concierto en el ciclo Alternativas de cámara del Maestranza hace dos años, ya nos hicimos eco en estas mismas páginas. Volvieron ahora con una mayor confianza y una voz más singular que la exhibida entonces, fruto sin duda del esfuerzo y la dedicación que a buen seguro han dedicado a su empresa en este tiempo. Pablo, Irene y Fernando prestan mucha atención a la puesta en escena, de manera que no nos pareció casual su armónico vestuario tintado de tierra, la misma que protagonizó un concierto tan anclado en nuestros orígenes y cultura.
Si en el Maestranza coquetearon con su formación eminentemente clásica, jugando con las formas, melodías y estéticas de Bach, Mozart o Ravel, y sometiendo sus partituras a quiebros y arreglos en consonancia con el estilo desenfadado que han acuñado desde un primer momento, ahora su voz se ha tornado más personal y propia, abrazando ese free jazz fusionado con ritmos flamencos y afrocubanos que tanto gusta a un público desprejuiciado y abierto a nuevas experiencias. De esta forma arrancaron su particular concierto, haciendo sonar sus instrumentos de forma poco ortodoxa, un contrabajo percutido, un violín rasgado, con las dificultades y puntuales imprecisiones que ello conlleva. De la introducción pasaron a una Habanera de cuño propio en la que hicieron ya acopio de ritmos exacerbados, con la flauta de Irene Jiménez asumiendo la línea melódica en solitario o con episodios alternados y dialogados con el virtuosismo de Fernando García al violín. Como otros de los temas programados, éste pertenece a su primer disco, GEN, del que no se cansaron de proclamar que salió a la luz gracias al apoyo de Juventudes Musicales de Sevilla. Tema en re sin embargo pertenece al segundo disco, aún en preparación, por lo que se trata de un work in progress susceptible de tantas transformaciones como sean convenientes hasta adoptar su forma definitiva.
Con una hermosa y relajada Nana, el trío evidenció su buen gusto a la melodía y el acompañamiento, ya con unos toques de flamenco fusión que se harían más evidentes en su recreación de Asturias de Albéniz al más puro estilo rock indie de los años setenta, lo que teniendo en cuenta la edad media del público asistente derivó en el entusiasmo incondicional de éste. Con la colaboración de Ignacio Ampurdanés a la batería, el trío pudo volver a algunos de los temas que ya desgranaron en su intervención del Maestranza, ahora con el añadido de percusión con el que fueron ideados y grabados. Con Encuentro el virtuosismo casi sicodélico del conjunto se tornó algo delirante. Pablo Estébanez mantuvo el ritmo y el empuje, así como imprimió músculo a la pieza, mientras García se atrevió con el teclado al estilo Hammond, reforzando esa estética funk setentera, y Jiménez exhibió un fraseo entre delicado y arrebatado a la flauta, con la exhibición de Ampurdanés reforzando la viveza enérgica de una propuesta que se completó con un homenaje en clave virtuosística, especialmente al piano, a la afamada jazzista Hiromi Uehara, y una nueva transformación, más rítmica, del precioso Oblivion de Astor Piazzolla.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía
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