USA 2024 100 min.
Dirección Michael Sarnoski Guion Michael Sarnoski y John Krasinski Fotografía Patrick Scola Intérpretes Lupita N’yongo, Joseph Quinn, Alex Wolff, Djimon Hounsou Estreno en Estados Unidos y España 28 junio 2024
John Krasinski obtuvo su mayor éxito como actor y director hace cinco años con Un lugar tranquilo, película que a nosotros nos pareció tramposa hasta el infinito a pesar de partir de una base argumental bastante original. Aquello tuvo una continuación que en sus primeros minutos hizo pensar en una precuela, pero que después adoptaba el formato definitivo de secuela en toda regla. La verdadera y oportunista precuela llega ahora de la mano de Michael Sarnoski, cuya única incursión en la dirección cinematográfica fue una inspirada película de título Pig que a su vez supuso una de las mejores películas recientes del algo perdido Nicolas Cage. Esto, unido al hecho de que esta precuela sucede en Nueva York, con todo el posible añadido de espectacularidad que se espera de cualquier cinta apocalíptica ambientada en la ciudad de los rascacielos, nos hizo confiar en el posible interés de una película que finalmente sólo ofrece más de lo mismo.
Volvemos a enfrentarnos a esos alienígenas ciegos, que se mueven gracias a un oído súper desarrollado, lo que obliga a mantenerse muy calladito, si bien eso no les impide moverse con agilidad entre muros y obstáculos inanimados. Sarnoski intenta seguir las reglas básicas del género, empezando por la consecución de un objetivo exacto por parte de su heroína, por absurdo que éste nos pueda parecer. La única variable inteligente que aporta es una reflexión sobre la muerte, no importa lo que hagamos, siempre llega. N'yongo y un trajeado estudiante, interpretado por el televisivo Joseph Quinn, son los únicos protagonistas de una cinta en la que sobresale un gato extremadamente silencioso, encargado de generar algunos de los episodios de más tensión de la función.
En el camino se desaprovecha el carácter de génesis que tiene la trama, de forma que en lugar de asistir al proceso de descubrimiento de la población de cómo mantenerse a salvo, se presupone que todos y todas conocen ya el secreto de estos agresivos y sangrientos invasores. Sarnoski no sabe cómo innovar o aportar algo de personalidad a una cinta que se desinfla paulatinamente y acaba por provocar tanto desinterés como desidia absoluta. Ni siquiera destaca su carácter catastrofista, y al final sólo queda disfrutar con el gato, especialmente quienes sean amantes de ellos, que ya se sabe que en las redes sociales arrasan.
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