No he podido resistirme a escribir algunas palabras sobre un grupo de música pop que acabo de descubrir hace unos días, a pesar de que llevan diez años en activo desde que publicaron su primer álbum, de título genérico como el propio grupo, Jungle. Cultivan un género que me ha fascinado desde que era muy joven, la música de baile, mezcla de funky, soul, rhythm & blues y disco. Jungle hace música tecno dance de carácter muy original y atractivo, con influencias claras de grupos y nombres tan significativos como Quincy Jones, Bee Gees, Chic (precisamente Nile Rodgers tiene una aparición muy especial en el videoclip Smile) o Soul II Soul. Pero Jungle entra fundamentalmente por los ojos, gracias al cuidado y el esmero que han puesto en sus video-clips, auténticas sesiones coreográficas orquestadas en una sola y espectacular toma.
Formado en origen por Tom McFarland y Josh Lloyd Watson, amigos dese la infancia, y completado a raíz del tercer álbum, Loving in Stereo, por la vocalista y multi instrumentista Lydia Kitto, Jungle ofrece video-clips de extrema calidad con los que exhiben su vocación de colectivo artístico en el que destacan profesionales de la danza de primer orden, movimientos de cámara de suprema elegancia y coreografías espectaculares y divertidas que combinan danza contemporánea con bailes de salón y de conjunto. Pero sobre todo recuperan el placer de ver con claridad y nitidez lo que hay en pantalla, dejando a un lado la moda impuesta desde tiempos de Moulin Rouge de montajes frenéticos y sobre ritmados que impiden disfrutar del trabajo coreográfico que hay detrás de cada escena. En este sentido parecen remontarse al cine musical clásico, imagen frontal con grandes grupos coreográficos siguiendo con precisión el ritmo y sazonados con movimientos de cámara estudiados al límite, sofisticados y extremadamente elegantes, que permiten la entrada y salida precisa y natural de danzantes. Todo ello junto a una puesta en escena imponente en la que destaca el vestuario, generalmente reminiscente del espíritu urbano con un toque hippy que le informa.
Todo esto está al servicio de una música sensacional, que pasa del tecno más evidente con toques rap del primer álbum, al ramillete de grandes éxitos que representa la colección presentada en su último trabajo, Volcano, que cuenta con una excelente película de cincuenta minutos que ofrece el video-clip de cada una de las catorce canciones que lo integran sin solución de continuidad, y con McFarland y Watson ejerciendo, siempre de espaldas, de maestros de ceremonias frente a una mesa de grabación de corte eminentemente vintage. Una colección de video-clips que no tiene desperdicio, con el protagonismo de Mette Linturi y Will West, la coreografía de Shay Latukolan y la fotografía de Natasha Duursma bajo la dirección de J. Lloyd y Charlie di Placido, así como la presencia de un cuerpo de baile multicultural, joven, enérgico y apasionado, muchos y muchas de las cuales también participaron en los video-clips que con carácter más selectivo promovieron sus anteriores álbumes, que se completan con For Ever y el entrañable single Good Times, tan alegre como distendido, todo un homenaje al funky soul de conjuntos como los Jackson Five.
A pesar de sus diez años de andadura y de que gozan también en España de cierta popularidad, colándose en listas de éxitos y programándose conciertos como los que en breve se celebrarán en Madrid e Ibiza, no teníamos constancia de su presencia hasta que navegando por You Tube nos topamos con sus fascinantes videos y puestas en escena, y desde entonces nos hemos enamorado de ellos y ellas. Su mayor éxito hasta la fecha es Back on 74, tema con el que se han promocionado en los Brit y en Times Square, todo disponible también en la plataforma de internet aludida. Casio, Heavy California, I've Been in Love, Dominoes o Don't Play son otras de las sorprendentes canciones que enganchan y pueden acabar convirtiéndose en una obsesión.
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