miércoles, 8 de octubre de 2025

ADORABLE Otro retrato de mujer inestable emocionalmente

Título original: Elskling
Noruega 2025 101 min.
Guion y dirección
Lilja Ingolfsdottir Fotografía Oystein Mamen Intérpretes Helga Guren, Oddgeir Thune, Kyrre Haugen Sydness, Heidi Gjermundsen, Marte Magnusdotter Solem, Elisabeth Sand, Maja Tothammer-Hruza Estreno en el Festival de Karlovy Vary 2 julio 2024; en Noruega 11 octubre 2024; en España 3 octubre 2025


Un año después de su estreno en Noruega, nuestro país recupera esta película traduciendo el título internacional inglés en lugar del original Cariño. De cualquier forma, sea cariño o adorable, el título parce responder a una intención puramente irónica, por cuanto presenta a una mujer muy inestable, insoportable, que fracasa en cualquiera de las relaciones sentimentales y familiares que se le ofrezcan, ya sea con un marido tipo modelo publicitario al que no logra retener, sus hijos, potenciando esa maldad que se supone a la adolescencia, o incluso su madre. Nos encontramos por lo tanto de nuevo ante ese, a nuestro juicio, malentendido sentido de responsabilidad de la mujer, que si no es bruja es enferma mental o posee cualquier otro defecto inconfesable.

Su particular calvario, penitencia y redención, sirve a la debutante realizadora Lilja Ingolfsdottir, ampliamente curtida en el cortometraje, para obtener el reconocimiento casi unánime de la crítica y los premios especializados. Puede que seamos nosotros quienes erremos en nuestra apreciación de lo que es verdaderamente justo para la mujer, y desde luego no negamos que pueda ser inestable, caprichosa y todo lo malo que se nos antoje, pero despreciamos que sea casi siempre esto lo que se subraye en aras a conseguir todo lo contrario, que empaticemos con su condición y problemática.

Puede que sobrellevar cargas familiares, renunciar a una carrera profesional y sufrir la ausencia de una pareja continuamente de viaje por motivos laborales, acabe con su paciencia y le proporcionen ese carácter insufrible que exhibe la protagonista, y que Helga Guren afronta con todo tipo de gestos y mohines. Todo esto sería válido si supiésemos algo más de su pasado, sin que también su madre sentencie un comportamiento egoísta, nada generoso, evidenciado también en sus crónicas de cuando apenas era una niña. Cámara en mano, a menudo nerviosa, estirando ese estilo nórdico tan gastado, completa este desaguisado que a algunos, sólo unos pocos, no nos ha convencido en absoluto.

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