Dirección David Baute Guion Yaiza Berrocal y David Baute Fotografía María Pulido Música David Navarro Voces Laura Gómez, Bella Agossou, Miranda Gas, David Comrie, Jean-Didier Aïssy, María Jesús Lleonart, Bernat Quintana, Mercè Montalà Animación Estreno 13 diciembre 2024
Curtido en el documental y concienciado activista del cambio climático, el canario David Baute consagró su último trabajo, Éxodo climático (2020), a contar la historia de tres mujeres obligadas a emigrar como consecuencia de las tragedias naturales que asolaron sus hogares. Tres madres de familia que tuvieron que abandonar a sus maridos, y en un caso incluso a sus hijos, en Ghoramara (India), Turkana (Kenia) y San Martín (Caribe), para emigrar a Dubai, Nairobi y París respectivamente. Desde entonces ha estado trabajando en la versión ficcionada y animada de estas dolorosas experiencias de desarraigo y miseria a la que ha condenado la desidia y falta de interés de los países que pueden frenar esta barbarie que está acabando con el planeta y sus recursos.
Baute emplea para ello una animación sencilla, incluso diría básica, pero efectiva. Sobre todo echa mano de una sensibilidad extrema para contar de la forma más didáctica posible los efectos devastadores de huracanes, inundaciones, sequías y demás catástrofes cada vez más frecuentes y en los lugares más insospechados, como consecuencia del tan negado por algunas esferas calentamiento global. Lástima que como ocurre con el cine social, quienes se acerquen a verla estén ya suficientemente concienciados, y que apenas se haya estrenado en una veintena de cines de todo el país. Esperemos que con el Premio Forqué recién obtenido, su carrera comercial se impulse un poquito más, aunque sobre todo confiamos en que el trabajo no caiga en el olvido inmediato y pueda ser exhibido en aulas y allí donde más interesa, entre las nuevas generaciones, la única esperanza de que lleguemos a tiempo de evitar el apocalipsis.
Por el camino, cabe destacar las penurias que sufren quienes se ven obligados y, como en este caso, obligadas a desplazarse y no poder ser consideradas ni siquiera como refugiadas por no estar sus casos incluidos en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados. En este sentido, la película acierta al no subrayar este sufrimiento ni tampoco banalizarlo, sino mostrarlo tal cual es, una situación de parias y sin derechos que, en el caso de las mujeres, como muy bien han demostrado sus guionistas, se ve considerablemente empeorada, llegando a suponer también un problema de violencia de género. El legendario Rubén Blades rubrica el trabajo con una acertada y emotiva canción.
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