Guión y dirección Jeff Nichols Fotografía Adam Stone Música David Wingo Intérpretes Michael Shannon, Jessica Shastain, Tova Stewart, Shea Whigham, Katy Nixon, Kathy Baker, Natasha Randall, Scott Knisley Estreno en España 4 de abril de 2012
En un país en el que apenas se hablan idiomas, no deja de sorprendernos que nuestros distribuidores continúen empeñados en no traducir títulos. El de esta película podría haberse traducido perfectamente por Refugiarse, y hubiera aclarado ya de por sí muchas cosas. Porque la penúltima propuesta de Jeff Nichols, un realizador al que habrá de tener muy en cuenta a partir de ahora, va de recovecos, rincones perdidos en la mente y en el alma, presagios, miedos e incapacidad para combatir y adaptarse al medio. A punto de estrenar su última película Mud, Nichols ha logrado con ésta un buen puñado de premios a lo largo y ancho de Estados Unidos, así como el Premio de la Semana de la Crítica en el pasado Cannes, en una edición en la que curiosamente otra película con más de un punto en común pero mucho más pretenciosa, El árbol de la vida, logró la Palma de Oro. Además obtuvo en Gijón el Premio Especial del Jurado. Y es que cuanto menos Take Shelter es una película incómoda y perturbadora, tanto como lo es la enfermedad mental, la neurosis o la esquizofrenia que parece retratar. Para ello cuenta con el inestimable trabajo de su actor fetiche, Michael Shannon, protagonista de su anterior película Shotgun Stories y presente también en la que está a punto de estrenar. La actriz de moda en este momento, Jessica Chastain (El árbol de la vida, Criadas y señoras, La deuda), hace también un espléndido trabajo como esposa perpleja ante lo que le ocurre a su marido, e incapaz de ayudarle todo lo que quisiera. Su ritmo pausado y esa incomodidad de la que hablábamos puede que no le vaya a ayudar en su carrera comercial, pero sin duda se trata de una cinta muy singular y muy a tener en consideración; todo un análisis sobre el pánico, la enfermedad, la incomprensión y la soledad, que en estos tiempos de incertidumbre y desilusión cobra especial relieve e interés. Y todo eso con una puesta en escena sobria y elegante, perjudicada por una exhibición deficiente en iluminación y, sobre todo, sonido, como es la que ofrece la sala uno del Cine Alameda de Sevilla.
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