Teatro de la Maestranza, jueves 12 de abril de 2012
Íñigo Sampil, director del Coro de la A.A. del Teatro de la Maestranza |
El tradicional concierto de música sacra que la ROSS ofrece cada año por estas fechas se centró, aprovechando esta temporada brahmsiana, en su Réquiem, su mayor y más ambiciosa composición. La Obertura Trágica que le precedió cobró amplio sentido anticipando una singular interpretación en ese registro de tan magnífica obra.
Una página tan fundamentalmente coral como ésta reclama del conjunto vocal unas prestaciones extraordinarias en color y armonía, cambios de registro y juegos de dinámicas, así como una resistencia titánica, todo al nivel exacto de disciplina y solvencia que ofreció el Coro del Maestranza ante la exigente dirección de Iñigo Sampil. Bajo la batuta experta de Günter Neuhold se colaron una serie de ocasionales irregularidades, como desajustes entre orquesta y coro, desequilibrios entre maderas, metal y cuerda, cambios abruptos de ritmo en la marcha Denn alles Fleisch, y un Roman Trekel de presencia imponente pero que ha perdido prestaciones, sonando desentonado, descolorido, nasal y hasta engolado.
Estos defectos, lejos de enturbiarlo, contribuyeron a edificar en su imperfección un Réquiem sobrecogedor, siniestro en su primer tercio, luminoso después, como tiene que ser, de tempi rápidos y enérgicos, y beneficiado por su carácter balsámico, profundo, cálido y emocionante, logrando captar la difícil atención del público de principio a fin. En la memoria quedarán sus escalofriantes subidas de tensión en esa marcha aludida, así como la ternura y versatilidad con que Elena de la Merced cantó Ihr habt nun Traurigkeit, única intervención de la soprano que a menudo marca la diferencia en esta obra maestra.
Crítica publicada en El Correo de Andalucía el 14 de abril de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario