Reino Unido-Alemania 2013 123 min.
Guión y dirección Jim Jarmusch Fotografía Yorick Le Saux Música Jozef Van Wissem y Sqürl Intérpretes Tilda Swinton, Tom Hiddleston, Mia Wasikowska, John Hurt, Anton Yelchin, Jeffrey Wright Estreno en España 13 junio 2014
De siempre nos ha parecido que el cine de Jim Jarmusch ha estado sobrevalorado; sus películas destilan ideas a veces interesantes pero que naufragan en sus manos de estilista empedernido y enfermizo, con ese tono lánguido y autosuficiente de quien se cree por encima de la industria y el sistema cuando en realidad copia sus esquemas y géneros para subvertirlos sucumbiendo a sus fobias y debilidades. Algo así le ocurre a esta película con la que el realizador de Extraños en el paraíso, Mystery Train, Dead Man y Flores rotas regresa a la gran pantalla, y en la que aporta su particular granito de arena al mundo de los vampiros, acercándose más a El ansia de Tony Scott que a ninguna otra propuesta sobre estas criaturas de la noche. Después de rodar en Sevilla Los límites del control, sitúa ahora su película en dos ciudades decadentes muy lejos entre sí, Tánger y Detroit. Allí dos vampiros con nombres bíblicos, Adán y Eva, o ¿quizás sean nuestros padres originales?, viven su noche eterna a lo largo de unos siglos en los que incluso han sido artífices y no meros inspiradores de las obras que otros, como Schubert, han hecho famosas. Aún más, el mismo Christopher Marlowe, legendario predecesor de Shakespeare, aparece también bajo la presencia inquietante de John Hurt, para incluso desvelar que fue él quien escribió algunas de las obras del dramaturgo inglés, incluida Hamlet. Definidos como siempre se ha hecho, como criaturas elegantes y lánguidas, sofisticadas y sumamente inteligentes, el protagonista es un músico de vanguardia roquera eternamente enamorado de ella, una mujer de mediana edad que sobrevive en la ciudad africana, mientras ambos se lamentan del terrible devenir del planeta por culpa de los humanos, o zombies como ellos los consideran, sin que Jarmusch acierte a recordar que el planeta y sus habitantes han sido maltratados a lo largo de los tiempos, incluso más y peor que ahora. Un desarrollo desganado y una flagrante ausencia de imaginación lleva al film a una situación anodina, muy a pesar del Premio del Jurado obtenido en Sitges, que creemos debe ser cosa de la fama, y de que su productor sea Jeremy Thomas, habitual en las películas de Bertolucci.
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