Componentes de la OBS y DJ Manu Ventura: Electrobarroco (Obras de Haendel, Pachelbel, Bach, Vivaldi, Boccherini y Rameau). Patio del CICUS, sábado 21 de junio de 2014
Valentín Sánchez Venzalá |
Un año más la Barroca se asomó puntual a la celebración del Día de la Música, esta vez con una doble propuesta, la primera cerrando la temporada de conciertos y la segunda jugando con la osadía y la experimentación. En ambos casos los más jóvenes fueron los protagonistas, por un lado como exponentes de la nueva cantera de músicos que garantizan la continuidad y expansión del conjunto, y por otro como destinatarios de una invitación en la que la ortodoxia se dio la mano con la electrónica bailable.
Bajo la dirección de Valentín Sánchez, artífice de la formación de estos jóvenes intérpretes de la música barroca, algunos de ellos retoños de miembros de la actual plantilla de la orquesta, la Joven Barroca dio buena muestra de su entrega y esfuerzo, paralelos al cumplimiento de sus consabidas obligaciones académicas. Con gran empuje y energía atacaron La llegada de la Reina de Saba de Haendel y el Concierto Grosso nº 4 de Corelli. Con Purcell desplegaron suficiente versatilidad como para alternar con acierto los momentos más delicados con los más vibrantes, como esa Chacona final de la Suite para cuerdas Z.770 que hicieron sonar de forma impecable. Sólo en el Concierto para cuatro violines de Telemann evidenciaron algo de inseguridad y desconfianza, quizás por la ausencia de continuo en esta pieza, brillando de cualquier modo la agilidad y el sonido sedoso de Adriana Puentes. Guillermo Peñalver ofreció un Concierto para flauta nº 5 de Vivaldi lleno de chispa y espontaneidad al que los jóvenes se plegaron con total soltura.
Combinar obras imprescindibles del barroco más popular, interpretadas por Sánchez, Castelló, Navarro, Mercedes Ruiz al cello y Alejandro Casal al clave, con las versiones electrodance que preparó el DJ Manu Ventura, fue la propuesta del sábado, si bien nadie se atrevió a aceptar la invitación de convertir el patio del CICUS en pista de baile. La intención de acercar la música culta al público más juvenil es loable, pero el resultado evidenció falta de conciliación, mientras la necesaria amplificación lastró la interpretación de los músicos, perdiéndose profundidad en los planos sonoros. El trabajo de Ventura estuvo muy cerca de lo convencional, rap incluido en el Canon de Pachelbel. La Folia de Vivaldi, la Sarabanda de Haendel, el Air de Bach y la Música nocturna de Boccherini fueron otras de las piezas carne de experimentación.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 23 de junio de 2014
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