Virginia Nölting y José Antonio Ariza |
Celebramos la iniciativa de convertir la opereta La bella Helena de Offenbach en una comedia musical de tintes jazzísticos, y sobre todo que se haga en Andalucía. Pocas veces se ha llevado a cabo una operación parecida, como hizo Oscar Hammerstein, autor de los libretos de Sonrisas y lágrimas o El rey y yo, con Carmen de Bizet al adaptarla al inglés y titularla Carmen Jones, o Lubitsch al llevar al cine una Viuda alegre de Léhar en inglés. Más habituales son las adaptaciones musicales de éxitos literarios, teatrales o cinematográficos, pero con la creación musical como base, como ocurrió con La Bohéme de Puccini, cuyo argumento sirvió al musical Rent del malogrado Jonathan Larson.
El trabajo de la compañía malagueña Alfa Teatro y de Juan Manuel Hurtado al frente pasa por adaptar al castellano el libreto original en francés de Henri Melhiac y Ludovic Halévy sobre la huida de Helena y Paris en plena Guerra de Troya. Después por dotarlo de un lenguaje jazzístico cabaretero, en una línea cercana a Kurt Weil o Nino Rota; y finalmente incluir en los diálogos referencias contemporáneas que jueguen continuamente con el anacronismo como herramienta humorística. La empresa no está mal sobre el papel, otra cosa es cómo se lleve a la práctica, y en ese sentido conviene decir que funciona medianamente como entretenimiento; mejor si se hubiera aligerado su duración, pues no resiste la original ideada por el autor de Gâité Parisienne. Muy deudora del montaje visto en el Théâtre du Chatelet de París en 2001, mezcla vestuario e iconos contemporáneos con otros de la Grecia clásica e incorpora elementos muy característicos de aquella divertida producción, coreografía incluida, obra en esta ocasión del saltimbanqui y muy enérgico y divertido Nacho Fortes, quizás lo mejor de la función junto a la muy cultivada voz de tenor ligero, estandarizada para la ocasión, de José Antonio Ariza, a pesar de un incómodo falsete al final del aria Al monte Oda. Los y las demás cantaron regular o directamente mal, muy evidente en las escenas de conjunto, salvadas sólo por su fuerte comicidad, como el Vete a Creta del segundo acto.
Teatro Romano de Itálica |
Especialmente grave fue el caso de la mezzo Virginia Nölting, muy entregada en la parte cómica de su rol pero desentonada frecuentemente y con inoportuna tendencia a abrir vocales en estilo soul, perjudicando la dicción y consiguiente inteligibilidad de sus textos cantados, como pudimos observar en Dime, Venus. El dúo romántico Sólo es un sueño funcionó parcialmente debido a la escasa química de los amantes y los inconvenientes apuntados en el canto de Helena. Otros números cómicos, como el Trío patriótico, funcionaron mejor; pero el conjunto, dominado indiscutiblemente por el desenfado y la alegría, no llegó a cuajar, incluidos unos músicos desangelados en expresividad y potencia. Le vendrá bien un buen trabajo para superar estos problemas, pues la empresa merece la pena.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 26 de julio de 2014
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