USA 2017 135 min.
Dirección Alexander Payne Guión Alexander Payne y Jim Taylor Fotografía Phedon Papamichael Música Rolfe Kent Intérpretes Matt Damon, Christoph Waltz, Hong Chau, Kristen Wiig, Jason Sudeikis, Udo Kier, Rolf Larsgard, Ignjerd Egeberg, Neil Patrick Harris, Laura Dern, Margo Martindale, Kerri Kenney, Maribeth Monroe, Joaquim de Almeida, Tim Driscoll, Patrick Gallagher, Soren Pilmark, Mary Kay Place, Cameron Geddes Estreno en el Festival de Venecia 30 agosto; en Estados Unidos y España 22 diciembre 2017
Alexander Payne pertenece a una generación de cineastas que buscan desligarse del camino altamente comercial y competitivo emprendido por la cinematografía norteamericana. Tiene el aliciente de encontrarse a medio camino entre la habitual pedantería de Spike Jonze y Charlie Kaufman y la recurrente pretenciosidad de Clooney y los más veteranos Soderbergh y los Coen. En su filmografía, desde Election a Nebraska pasando por A propósito de Schmidt, Entre copas y Los descendientes, se intuye una especial preocupación por acercarse más al público mayoritario, contándole historias que le puedan interesar y ayudar, ataviadas con mensajes claros y precisos, lo que hace su cine algo más humilde y sencillo que el de sus compañeros reseñados. Downsizing es su título más ambicioso, largo y caro, plegándose a la ciencia ficción sin abandonar la comedia que le es más consustancial. Como si de una combinación entre El increíble hombre menguante y Un mundo feliz de Aldous Huxley, plantea una entretenida y original trama en la que propone un avance científico, la posibilidad de menguar a las personas con el fin de resolver problemas tan acuciantes como la degradación medioambiental, la escasez de recursos o la crisis económica, apilando liliputienses en lujosos resorts donde ni molestan ni son molestados. La gracia del film radica en proponer una intriga abierta sobre cuáles puedan ser las verdaderas intenciones de los poderes fácticos entregados a dicha tarea, a la vez que sin grandes alardes en efectos visuales, cuida sin embargo al detalle una dirección artística que ayuda a participar de la miniaturización del título original sin necesidad de comparaciones permanentes. El problema radica, sin embargo, en que a mitad de metraje cambia su tono y espíritu planteando ya en términos más dramáticos de concienciación social nuevos giros y fines que no hacen sino dispersar el interés de la empresa. Coincide curiosamente este cambio de registro con la aparición de un personaje cuya intérprete es quien más rédito artístico parece estar consiguiendo, apareciendo en prácticamente todas las quinielas de los habituales premios en estas fechas. Nosotros sin embargo preferimos su idea de un mundo más abierto y cosmopolita, en el que resulte más fácil convivir con gente de otras nacionalidades e idiomas, mientras en el apartado dramático acentúa la imposibilidad de que las oportunidades, también en ese mundo pequeño, sean iguales y justas. Un reparto multiestelar arropando a sus tres protagonistas, Matt Damon en su registro últimamente habitual taciturno, la celebrada Hong Chau y el divertido Christoph Waltz, es otro de los atractivos de esta tragicomedia lograda sólo parcialmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario