Guión y dirección Woody Allen Fotografía Vittorio Storaro Intérpretes Kate Winslet, Justin Timberlake, Juno Temple, James Belushi, Jack Gore, Max Casella, Micahel Zegasrki, Tony Sirico Estreno en el Festival de Nueva York 14 octubre 2017; en Estados Unidos 1 diciembre 2017; en España 22 diciembre 2017
Cuando uno cumple el reto de rodar una y a veces dos películas al año, raramente se puede decir que no domine el arte cinematográfico. Woody Allen tiene eso y además un rotundo e indiscutible talento, no vamos ahora a descubrir nada. Claro que eso no tiene necesariamente que traducirse en una satisfacción tras otra; a veces fracasa. Para algunos y algunas esta cinta se encuentra entre las más fallidas de su autor, junto a otros títulos como Sombras y niebla o Acordes y desacuerdos. Pero denota una vez más el inagotable talento de Allen, ¿quién si no podría rodar una película basada en una obra teatral que no existe? o lo que es lo mismo, ¿cómo se hace para conseguir que su película parezca la adaptación al cine de una obra teatral, cuando en realidad se trata de un guión original? Allen, curtido también en la escena, lo consigue. Otra cosa es que lo que nos cuenta lo encontremos manido y no logre suscitar nuestro interés. Acostumbrado a homenajear algo con cada nueva película, la radio en Radio Days, el cine en La rosa púrpura de El Cairo o Café Society, el ritmo de Gershwin como pulso de la Gran Manzana en Manhattan, Hitchcock en Misterioso asesinato en Manhattan y Match Point, Chéjov en Hannah y sus hermanas, Dostoievsky en Delitos y faltas, Fellini en Recuerdos, Bergman en September o el expresionismo alemán en la ya citada Sombras y niebla, le toca el turno ahora al teatro americano, con Tennessee Williams y Arthur Miller a la cabeza. El amor romántico y el deseo sexual como motores que impulsan los cuerpos insatisfechos de mujeres maduras, la carne joven como objeto del deseo, y sobre todo la frustración que opera sobre la gente que no logra alcanzar el tan cacareado sueño americano, son temas y recursos que reaparecen en esta cinta sin que aporten nada nuevo. Puro drama llevado hasta las últimas consecuencias merced a las interpretaciones histéricas y extremas de Kate Winslet, para quien la cinta debería haber sido un nuevo vehículo de lucimiento, y James Belushi, que desaprovecha también sus posibilidades de redención tras una carrera errática y llena de títulos olvidables, generalmente enmarcados dentro del género de la comedia. Mejores los más comedidos y sanos Timberlake y Temple en un conjunto en el que destaca la fotografía manierista de Storaro, que también se desata para la ocasión con una iluminación artificiosa que potencia el carácter teatral de la función, al tiempo que nos regala postales coloristas como de otro tiempo de la playa de Coney Island, que para no salirse de su Nueva York habitual, Allen convierte en el escenario cálido y sensual de los dramas de Williams, mientras el parque de atracciones personifica esa feria de las vanidades en la que los personajes vierten sus profundas frustraciones e insatisfacciones. Drama americano, recurrente y más que visto, pero que puede encontrar admiración en quienes busquen el sempiterno retrato de la miseria humana a través del fracaso amoroso, y desde luego en quienes confiesen su admiración por los autores clásicos de la escena norteamericana, a quienes Allen emula incluso en efectos y recursos literarios y dramáticos.
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