martes, 10 de noviembre de 2020

SEFF 2020, 5ª JORNADA

SWEAT El (des)afecto de las redes

Polonia-Suecia 2020 100 min.
Guion y dirección
Magnus von Horn Fotografía Michal Dymek Música Piotr Kurek Intérpretes Magdalena Kolesnik, Julian Swiezewski, Aleksandra Konieczna, Zbigniew Zamachowski, Tomasz Orpinski, Lech Lotocki, Magdalena Kuta Estreno en el Festival de Toronto 14 septiembre 2020; en el Festival de Sevilla 10 noviembre 2020 (Sección oficial)


Magnus von Horn debutó en 2015 bajo bandera sueca con el film Después de esto, un interesante aunque en cierto modo manipulador thriller sobre un joven rechazado en su comunidad tras haber cumplido condena por un crimen cometido. Cinco años después presenta su segundo largometraje, esta vez bajo bandera polaca pero repitiendo una inquietud, el comportamiento de la sociedad frente a un fenómeno susceptible de ser juzgado de forma tan popular como equivocada. Se trata del mundo de los y las influencers, un nuevo oficio, al menos esta película lo trata acertadamente así, basado en una desorbitada capacidad para crear tendencias y hacer márketing de forma más personal y directa. La protagonista de la película, igual que Faye Dunaway en Network, un mundo implacable, vive prácticamente las veinticuatro horas entregada a su trabajo. Lo que allí era la televisión aquí son las nuevas redes de comunicación, internet, el móvil y todas las aplicaciones adaptables al formato digital. En su caso se trata del entrenamiento personal y todos los productos que conlleva, a lo que la actriz Magdalena Kolesnik se entrega, en su primer trabajo como protagonista, en cuerpo y alma, realizando un considerable esfuerzo físico y mental para dar vida a esta persona seguida por cientos de miles de admiradoras y sin embargo carente de un afecto íntimo y cercano. Durante algunos días en su ajetreada vida asistimos a un escabroso episodio que pondrá precio a la fama a la vez que revelará lo complicado que es encontrar una relación sincera y cómplice, ni siquiera en la familia, frente a la euforia que desatan estos espejos digitales tan falsos y tan efímeros como un helado a la puerta de un colegio. La cálida dirección y el muy acertado trabajo de la protagonista consiguen transmitir sin embargo luz y esperanza en un entorno en el que solo funciona el sensacionalismo y un brillo cegador. 

NUNCA VOLVERÁ A NEVAR Una experiencia hipnótica 

Título original: Sniegu juz nigdy nie bedzie
Polonia-Alemania 2020 113 min.
Guion y dirección
Malgorzata Szumowska y Michal Englert Fotografía Michal Englert Intérpretes Alec Utgoff, Maja Ostaszewska, Agata Kulesza, Weronika Rosati, Katarzyna Figura, Lukasz Simlat, Andrzej Chyra, Krzysztof Czeczot, Maciej Drosio Estreno en el Festival de Venecia 6 septiembre 2020; en Polonia 16 octubre 2020; en el Festival de de Sevilla 9 noviembre 2020 (Sección oficial)


La nueva película de la aclamada directora de Amarás al prójimo, Cuerpo (Cialo) y Mug es aun más enigmática y compleja que las anteriores, quizás por influencia de su habitual director de fotografía, que ahora comparte también labores de guionista y dirección. Podríamos considerar esta inclasificable película como un cuento moral sobre la lucha de clases, o quizás un ajuste de cuentas entre aquel telón de acero y la nueva clase acomodada polaca, que habita en barrios residenciales de casas idénticas, algo que recuerda a otra extrañeza estrenada este año, Vivarium. En ese enrarecido e impersonal paisaje se desarrolla la relación entre un joven masajista venido de Ucrania y nacido en plena radioactividad generada por la catástrofe de Chernobyl, y los acomodados vecinos de la extraña comunidad. A esa radiación se refiere la imposibilidad de que en un futuro próximo volvamos a disfrutar de la nieve, aunque aquí parece que el polvo radioactivo inunde sistemáticamente las vacías y enfermas vidas de los residentes del mencionado barrio cuyas mujeres parecen caer rendidas a los encantos varoniles del apuesto masajista, y cuyos esposos se rinden a su poder hipnótico, que les permite vagar por un bosque de esperanza, calma y libertad ajeno a sus míseras y grises vidas. No cabe duda de que por difícil que pueda resultar desentrañar las enigmáticas y enrevesadas claves que propone tan complejo film, merece un aplauso unánime su trabajo artístico, tan elaborado y significativo como la espléndida selección musical que incluye Chopin, Shostakovich, Rachmaninov o el compositor de moda Max Richter, así como unos puntuales pero marcados efectos visuales, todo lo cual consigue dar un acabado formal impecable e igualmente sensual y casi onírico a este sorprendente trabajo. 

SIBERIA Delirios de autor

Italia-Alemania-México 2020 92 min.
Dirección
Abel Ferrara Guion Abel Ferrara y Christ Zois Fotografía Stefano Falivene Música Joe Delia Intérpretes Willem Dafoe, Dounia Sichov, Daniel Giménez Cacho, Simon McBurney, Cristine Chiriac, Trish Osmond, Anne Ferrara, Fabio Pagano, Phil Neilson, Laurent Arnatsiaq, Valentina Rozumenko Estreno en el Festival de Berlín 24 febrero 2020; en Alemania 2 julio 2020; en el Festival de Sevilla 7 noviembre 2020 (Sección oficial)


En su infatigable carrera cinematográfica Siberia es el sexto trabajo de Abel Ferrara protagonizado por Willem Dafoe, en una colaboración que ha convertido al actor en alter ego del realizador, al menos en sus dos últimas películas, Tommaso y ésta su continuación natural aunque se aleje tanto de ella a nivel narrativo como estético. A Dafoe le toca ahora interpretar el complicado e ininteligible subconsciente del atormentado director americano, una vez que parece haber perdido ya toda esperanza de que su país de origen sufrague ninguno de sus nuevos delirios. Imposible seguir las andanzas físicas y mentales de un Dafoe que parte de una cabaña en un paisaje montañoso, nocturno y nevado, donde sirve bebidas calientes y alcohólicas, y sigue en trineo por cuevas habitadas por seres grotescos, y continúa por verdes prados al encuentro de sanadores, familiares, recuerdos y frustraciones. Todo eso está ahí, pero no el sentido ni el significado, que parece Ferrara se lo guarde muy dentro de sí, o simplemente es que no sabe transmitirlo. Lo cierto es que tanto ombliguismo disfrazado de metafísica a lo único que acaba conduciendo es al desinterés y el aburrimiento. Si lo que Ferrara busca es perplejidad y creatividad, que vaya buscando otro camino.

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