Italia-Israel 2024 108 min.
Dirección Eran Riklis Guion Marjorie David, según la novela de Azar Nafisi Fotografía Hélène Louvart Música Jonathan Riklis Intérpretes Golshifteh Farahani, Zar Amir-Ebrahimi, Mina Kavani, Reza Diako, Arash Marandi, Catayoune Ahmadi, Sina Parvaneh, Bahar Beihaghi, Isabella Nefar, Lara Wolf Estreno en Italia 21 noviembre 2024; en Israel 15 mayo 2025; en España 24 julio 2025
Tras dos décadas trabajando bajo bandera de Israel, su país, con algún éxito menor como Los limoneros, el director Eran Riklis pasó a la escena internacional con cintas de escaso interés como Shelter y La trampa de la araña, hasta desembocar en esta bienintencionada pero definitivamente fallida crónica sobre la opresión de la mujer en el Irán del extremismo islámico. Basada en una novela de considerable impacto de la profesora de literatura Azar Nafisi, en la que cuenta sus propias experiencias desde finales de la década de los setenta, cuando cierto aperturismo a occidente levantó la esperanza del pueblo iraní, y especialmente de las mujeres, hasta fechas recientes en las que la opresión y el extremismo religioso acabaron definitivamente con esa esperanza y la necesidad de un exilio efectivo, hasta entonces sólo interior. En este periplo, la protagonista pasa de dar clases de literatura inglesa en la Universidad de Teherán a formar un club privado y clandestino dirigido a mujeres anuladas que sólo ahí encuentran su espacio para expresar y exhibir su libertad.
A la propia Nafisi da vida una siempre estupenda Golshifteh Farahani, a quien descubrimos de la mano de Asghar Farhadi en la metafórica A propósito de Elly, y después ha paseado su talento y belleza por el cine internacional en títulos como Los dos amigos, Dioses y reyes, Paterson o la última entrega de los Piratas del Caribe. El resto, una solvente comunidad de actrices que hacen lo que pueden para insuflar vida en una película más bien alicaída, dirigida sin la fuerza ni la intensidad que un tema tan espinoso demanda, lo que ya es difícil tratándose de la eterna denuncia de las religiones como génesis y fruto de tanto dolor e injusticia. Puede que su condición israelí, aunque con ayuda en la producción del cine italiano, mengüe ese aspecto, quedándose en mera y consabida denuncia del extremismo islámico, sin parangonarlo con otras religiones que hicieron de las suyas en el pasado y también en el presente, como la que profesa precisamente un estado tan poco laico como es el propio Israelí.
Tampoco la división en tantos capítulos como famosas novelas se analizan, El gran Gatsby de Fitzgerald, Lolita de Nabokov, Daisy Miller de James y Orgullo y prejuicio de Austen, encuentran reflejo convincente en las experiencias y disquisiciones de las protagonistas, ya sea la moral, la condición de la mujer como mero objeto, su lucha por la libertad o el sometimiento a las costumbres sociales imperantes. Quizás con un mayor ahínco en este apartado se habría logrado un film más atractivo, acertado y convincente. Un ritmo narrativo más fluido podría haber potenciado su calidad como vehículo de denuncia y enseñanza moral.
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