domingo, 12 de enero de 2020

EL FARO Pretencioso ejercicio freudiano de presunto terror

Título original: The Lighthouse
USA-Canadá 2019 110 min.
Dirección Robert Eggers Guion Robert y Max Eggers Fotografía Jarin Blaschke Música Mark Korven Intérpretes Willem Dafoe, Robert Pattinson, Valeriia Karaman Estreno en el Festival de Cannes 19 mayo 2019; en Estados Unidos 18 octubre 2019; en España 10 enero 2020

Hace cinco años Robert Eggers convenció a una amplia mayoría con La bruja; desde entonces no había vuelto a dirigir una película, y ahora presenta esto también con con gran éxito de crítica. En Cannes logró el Premio Fipresci en la sección Quincena de realizadores, y con su estreno comercial se ha granjeado opiniones  mayoritariamente muy positivas. Aunque confiesa haberse inspirado en frases y situaciones descritas por Herman Melville, más bien parece basarse en la misteriosa y real desaparición de tres hombres a principios del siglo XX en el faro de una isla remota de Escocia, que ya dio lugar al film estrenado hace unos meses Keepers, el misterio el faro.

Para potenciar su atmósfera claustrofóbica, Eggers utiliza el peregrino recurso de la pantalla estrecha y la fotografía en blanco y negro, mientras sumerge a sus dos únicos personajes en una lucha furiosa y sin sentido que les lleva a adoptar comportamientos entre el paroxismo y el trastorno más absoluto, todo en medio de la mayor de las inmundicias y un afán denostado por transmitir a toda costa el fétido olor y el nauseabundo entorno en el que se desarrolla la mínima trama. El film parece encaminado a analizar trastornos de personalidad a través de situaciones oníricas y luchas sin cuartel, sin que a nosotros provoque nada más que hastío y aburrimiento.

Todo además con un tono terriblemente pretencioso en el que sus desgraciados personajes se atreven a pronunciar intelectuales sentencias salidas de la obra del autor de Moby Dick, mientras se entregan a la más absoluta y descarada sobreactuación, y sirve a Pattinson para lucir palmito. Las olas enfurecidas y la música experimental no logran encuadrar todo el universo freudiano que pretende su dislocado y ambicioso autor. Aunque haya logrado el reconocimiento casi unánime, su carácter forzado a algunos no nos ha convencido ni de lejos.

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