domingo, 5 de enero de 2020

LA ROSS SALUDA LOS VERTIGINOSOS VEINTE

Concierto de Año Nuevo de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Mihnea Ignat, director. Programa: España, de Chabrier; Rapsodia húngara nº 2, de Liszt; Rapsodias rumanas nº 2 y nº 1, de Enescu; Caballería ligera, de Von Suppé; Danza húngara nº 6, de Brahms; Danza eslava, de Dvorák; Adria-Walzer, de Lehár; Polka Schnell – Auf der Jagd!, Trisch-Trasch Polka y El Danubio Azul, de Johann Strauss jr. Teatro de la Maestranza, viernes 3 de enero de 2020

Cada año despertamos al son de los valses y las polcas vienesas. No es ni de lejos el mejor concierto del año, pero sí el más mediático, y desde hace algunos años, bastantes, el más imitado por orquestas alrededor de todo el mundo. Nuestra Sinfónica no es ajena al fenómeno y ofrece cada principio de año la oportunidad de asistir a uno de estos emblemáticos recibimientos sin tener que desplazarse a la fría capital austriaca ni concursar por una de sus codiciadas y caras entradas. Naturalmente la experiencia no es la misma, pero sirve para invitar a nuevos públicos a acudir a nuestra más importante sala de conciertos. Podrá discutirse si es o no apropiado que en Sevilla hagamos palmas con la Marcha Radetzky, con o sin esas máculas nazis tan difíciles de apreciar, o adoptemos alguna otra obra de mayor raigambre con nuestro país. Teniendo en cuenta estas consideraciones hace tiempo que la ROSS procura apartarse en la medida de lo posible de tan arraigada tradición importada, combinando los aires vieneses con zarzuelas y otras piezas populares, o como en este caso, aprovechando el origen de la batuta invitada, rapsodias y danzas húngaras y rumanas.

Mihnea Ignat, rumano afincado en nuestro país, ya visitó Sevilla durante la Feria de Abril de 2016 para dirigir con proyección en directo la música de Carmen de Cecil B. DeMille adaptada por Hugo Riesenfeld. Con amplia experiencia en la música romántica y la ópera, Ignat afrontó con ahínco y decisión el festivo programa puesto bajo su responsabilidad, desde unos parámetros eminentemente festivos y con resultados francamente espectaculares. Teniendo en cuenta que hace apenas un par de días todos celebraban con opíparos banquetes la llegada de la nueva década, parece mentira que los numerosos maestros y maestras convocadas para la ocasión fueran capaces de ofrecer tan buenos resultados a nivel técnico y con tanto brío y entusiasmo. Si hace un siglo el mundo se preparaba para una de las décadas más icónicas del siglo XX, marcada por el fervor de entre guerras, no sabemos ahora a qué nos enfrentaremos pero hacemos bien en hacerlo a ritmo vertiginoso de la mano de España, ese luminoso homenaje a nuestra tierra que hizo Chabrier, que Igneat resolvió con sentido de la atmósfera y el color, o las ajetreadas rapsodias de Liszt y Enescu, precursoras del mickeymousing, donde la cuerda grave lució excelente cuerpo y expresividad, mientras los solos de flauta de Juan Ronda y viola de Francesco Tosco brillaron a gran altura.

Ya más acorde al modelo de referencia, la celebérrima Obertura de Caballería ligera, de Franz von Suppé, demostró el excelente nivel al que se encuentran los metales de la ROSS, mientras las polcas de Strauss jr. alardearon de una velocidad de rayo y los valses de Lehár, convenientemente almibarado y con acertado abuso del vibrato, y Strauss jr., el inevitable Danubio Azul, perpetuaron el buen hacer que también en estas lides, y bajo una batuta razonablemente contenida, consigue nuestra orquesta. Solo las breves danzas húngara y eslava de Brahms y Dvorák respectivamente, rompieron el efecto remedo de esta segunda parte que una vez más hizo las delicias del público de un abarrotado Maestranza que brindó junto a una orquesta siempre en la injusta cuerda floja. ¡Por un 2020 cargado de merecida estabilidad para uno de los más preciados tesoros de nuestra ciudad!

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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