miércoles, 8 de enero de 2020

LOS DOS PAPAS Desaprovechada radiografía de la Iglesia Católica

Título original: The Two Popes
Reino Unido-Italia-Argentina-USA 2019 126 min.
Dirección Fernando Meirelles Guion Anthony McCarten Fotografía César Charlone Música Bryce Dessner Intérpretes Jonathan Pryce, Anthony Hopkins, Juan Minujín, Cristina Banegas, Sidney Cole, Luis Gnecco, Federico Torre, María Ucedo Estreno en el Festival de Toronto 9 septiembre 2019; en Internet 20 diciembre 2019

Hacer que una canción de Zarah Leander suene al piano de forma tan similar a un tango da idea de por dónde van los tiros en esta película dirigida por el realizador de Ciudad de Dios y El jardinero fiel y escrita por el autor de las exitosas La teoría del todo, El instante más oscuro y Bohemian Rhapsody. Se trata ciertamente de retratar a dos personajes en principio tan antagónicos como Joseph Ratzinger y Jorge Bergoglio de forma que acerquen más sus posiciones que realmente alejarlos como consta en el acervo popular. Un hipotético encuentro entre ambos mandatarios de la Iglesia, cuando el primero aún ejercía como Papa Benedicto XVI y el segundo era Cardenal de Buenos Aires antes de convertirse en el Papa Francisco, es la base argumental de esta vistosa producción en la que Jonathan Pryce, convenientemente doblado al castellano con acento porteño cuando las circunstancias lo exigen, y Anthony Hopkins dan una auténtica lección de interpretación, prácticamente el mayor mérito y acierto de esta lamentablemente tímida película.

Tímida porque desaprovecha la oportunidad de tejer un auténtico análisis de la situación actual de la Iglesia, destapar con convicción y valentía las miserias de esta institución arcaica y arremeter contra sus numerosas injusticias y mezquindades, sin por ello dejar de celebrar sus posibles aciertos y no caer en el descrédito gratuito. La cinta se centra en el personaje argentino, de quien recorre su vida desde joven con distintas texturas según la época, dentro de un acabado estético luminoso y suntuoso. Retrata su inquietud por la situación de los más desfavorecidos y por un lavado de cara de una Iglesia anquilosada en la que tengan cabida colectivos vulnerables y una aparente mayor tolerancia, hasta que en cierto punto da un golpe de efecto que refleja también sus miserias y manifiesta así claramente la distinción entre lo divino y lo humano a la que tan proclive son estas producciones sobre el Catolicismo. Ratzinger por el contrario apenas es tratado más allá de su preocupación por los vertidos sobre el funcionamiento irregular de la banca del Vaticano y los abusos sexuales cometidos por sacerdotes, todo de forma decepcionante y superficial. Supuestamente son éstas las razones que le hacen renunciar como prelado y convertir a Bergoglio en su presunto favorito, después de que éste quedara posiblemente segundo en las votaciones ganadas por el primero en el anterior cónclave, un dato que el film utiliza como mera conjetura dado el secretismo de la Iglesia en ésta como en otras numerosas lides. 

La energía que desprende la película, gracias también a una variada y atractiva banda sonora, su luminosa fotografía y asombrosos paisajes, desde el lujo del Vaticano y la residencia de verano del Papa a los grandes parajes argentinos retratados como si fueran la puerta de la eternidad, y sobre todo las estupendas interpretaciones de su pareja protagonista, una suerte de extraña pareja que se atreve incluso a bailar pegados, son los alicientes de esta esmerada pero desaprovechada película.

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