sábado, 23 de marzo de 2024

LA ESENCIA DEL NIBELUNGO

7º Concierto de abono Ciclo gran Sinfónico de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Marc Soustrot, dirección. Programa: El anillo sin palabras, de Richard Wagner según síntesis sinfónica de Lorin Maazel sobre “El anillo del Nibelungo”. Teatro de la Maestranza, viernes 22 de marzo de 2024


Quienes crecimos amando la música de cine, apreciamos mucho en su momento la simplificación de grandes bandas sonoras, sobre todo del Hollywood clásico, en formato suite de concierto, por lo que de acercamiento al gran público suponía, y por la condensación en escasos minutos de los motivos que caracterizaban musicalmente muchas de esas películas que entraron a formar parte de nuestro acervo sentimental. Las casi tres horas de música de Max Steiner para Lo que el viento se llevó se redujeron a cuarenta minutos, las casi dos de Korngold para El halcón del mar a ocho minutos, y un largo etcétera. Algunos fans convirtieron en la mesa de mezclas la mastodóntica partitura de John Williams para la saga galáctica en suites sinfónicas que recogían los temas principales de cada entrega y trilogía. En la sala de conciertos tiene una significación especial, pues permite a la melomanía visualizar la entrega de la orquesta y disfrutar de las virtudes y exigencias de la música en esencia, sin las ataduras escénicas que con frecuencia distraen la concentración.

Maazel grabó junto a la Filarmónica de Berlín este Anillo sin palabras en 1987 por encargo de Telarc, sello estadounidense especializado en eso que denominamos clásicos populares. Luego lo llevó de gira con diversas formaciones y recaló en el tórrido agosto de los irrepetibles fastos de la Expo 92 con la Sinfónica de Pittsburgh. Como quiera que por entonces un concierto disfrutaba de mayor duración que los muy breves que se ofrecen ahora, la cita estuvo acompañada de la Obertura y Bacanal de Tannhäuser, una partitura que con el tiempo también ha contado con suite sinfónica del afamado director, como también lo hizo y presentó en este mismo Maestranza quien fuera director titular de la ROSS, Pedro Halffter. Del Anillo son muchas las reducciones sinfónicas que de sus quince horas han hecho multitud de compositores y arreglistas. La de Maazel proviene de quien conoce muy bien la partitura y el universo wagneriano en general, y condensa a la perfección el espíritu de esta música inmensa y apoteósica. El también francés Marc Soustrot dirigió con aplomo y responsabilidad esta partitura que reduce a hora y cuarto lo que Wagner concibió para cuatro óperas y más de quince horas de música.


Maazel prefirió centrarse en los pasajes mayoritariamente instrumentales y prescindir de las escasas arias que salpican este recorrido por el Rin. Pero la dramaturgia queda intacta y perceptible desde las majestuosas notas de arranque que nos sitúan en esas mismas aguas y más tarde en el Walhalla, hasta la inmolación final de Brunilda y la destrucción del mundo que conocemos para abrirse a una nueva esperanza. Por el camino conocemos los múltiples personajes que jalonan esta epopeya, desde Alberich a Wotan, pasando por Fafner, Loge, Siegmund, Sieglinde y, por supuesto, Brunilda y Sigfrido, con una capacidad de síntesis extraordinaria. De todo esto se hizo eco la magnífica interpretación de la orquesta, reforzada con muchas caras nuevas (cantera hay para eso) y un gran despliegue instrumental, incluyendo cuatro arpas, ocho contrabajos (excelente como siempre la aportación de este importante cuerpo de la Sinfónica) y una imponente sección de metales.

Ejemplar respuesta de la orquesta que se vio además potenciada por la tan celebrada acústica natural del Maestranza, todo lo cual llevó a un éxtasis rotundo de nuestros sentidos en una ocasión que no requiere si quiera un análisis pormenorizado y casuístico de cada pasaje, sino embelesarse como de hecho hicimos con la imponente música del compositor alemán. Sólo destacar la capacidad de Soustrot tanto para extraer de la orquesta la mayor espectacularidad posible como para centrarse en el conmovedor lirismo de algunos de sus episodios, siempre con la elegancia y la distinción como leit motiv absoluto. Pasajes completos de la partitura, como la Marcha fúnebre de Sigfrido, llegaron a estremecernos si no fuera por un impertinente móvil que se cargó literalmente su arranque, como ya antes habían sonado al menos otros tres. Hubo quien asistió a este acontecimiento las dos funciones programadas, y no era para menos.

Fotos: Marina Casanova
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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